Cincuenta años después de la revuelta en la prisión de Alejandría, una serie para recordar la masacre olvidada

En 1974, un intento de fuga acabó con siete muertes. Pero es una historia que ha acabado olvidada. Que ahora una serie saca a la luz

Negociaciones, gritos, dolor, sangre y, al final, muerte. Es el trágico epílogo de los disturbios en la prisión de Alejandría de 1974: una historia que parece haber sido borrada, borrada y olvidada a la fuerza.

Los días 9 y 10 de mayo de ese año en la prisión de Don Soria situada en Alessandria (actual prisión de Cantiello y Gaeta) tres reclusos armados decidieron tomar como rehenes a más de veinte personas, entre ellas algunos funcionarios penitenciarios, el médico, educadores penitenciarios y otros reclusos. Querían escapar y desaparecer. El general de los carabineros Carlo Alberto Dalla Chiesa dirigió las negociaciones para la liberación, pero no había mucho que hacer: los muertos llegaron de todos modos, los dos días de estrecho diálogo no fueron suficientes. El resultado fue aterrador: Cinco muertos entre los rehenes, dos entre los alborotadores y decenas de heridos.. Los fallecidos fueron el médico Roberto Gandolfi, el maestro Pier Luigi Campi, el oficial Sebastiano Gaeta, el brigadier Gennaro Cantiello y la trabajadora social Graziella Vassallo Giarola. De los alborotadores, Cesare Concu fue asesinado por la policía, mientras que Domenico Di Bona se quitó la vida.

La diócesis de Alessandria ha decidido no querer olvidar ese dolor, sino aprovecharlo para aprender de él. Y creó una docuserie titulada “Memoria olvidada”, 50 años después de la revuelta. Por primera vez podrás escuchar la historia, narrada directamente por uno de los protagonistas: Everardo Levrero, el único de los tres rebeldes que salió vivo de ese infierno. “Memoria olvidada” se retransmitirá a partir del 10 de mayo en las redes sociales de LaV Comunicazione, que la ha producido, y en el sitio web lavcomunicazione.it/memoriadimenticata. Porque, como afirma Enzo Governale, director de Comunicación Social de la diócesis de Alessandria, “ninguna herida se cura si primero no la miras, la aceptas y finalmente decides cuidarla. Para nosotros este es el significado de la comunicación.”

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