Enfermos imaginarios en el lugar de trabajo, activos y animados en la pizzería.

Enfermos imaginarios en el lugar de trabajo, activos y animados en la pizzería.
Enfermos imaginarios en el lugar de trabajo, activos y animados en la pizzería.

El salario estaba garantizado, pero para complementar con un segundo trabajo inventaron enfermedades inexistentes, sustentadas en decenas de días de enfermedad. Tuvieron un papel importante en el ámbito profesional: uno, el marido, Luigi Mollica, 50 años, policía penitenciario del barrio Due Palazzi de Padua, el otro, la mujer, Teresa Scopece, 46 años, empleada en una empresa metalúrgica de Limana. Sin embargo, según la autoridad judicial, decidieron cultivar su propio huerto, una pizzería de comida para llevar, defraudando a sus respectivos empleadores durante incontables días. Los jueces del Tribunal de Apelación del Tribunal de Padua confirmaron en primera instancia la condena impuesta a un matrimonio especializado en atender “llamadas por enfermedad”.

La historia procesal

En diciembre de 2021, en un juicio abreviado ante el Gup Domenica Gambardella, el policía penitenciario y su esposa fueron condenados a un año y seis meses, y la esposa a diez meses. En esta ocasión, sin embargo, el médico de cabecera que realizó los certificados médicos abandonó el lugar porque a su vez resultó ser también víctima de la pareja y por tanto completamente ajeno a los hechos. De hecho, marido y mujer estaban de visita para dedicar su tiempo al negocio que habían abierto juntos. El fiscal Sergio Dini, titular del expediente, en su momento los llevó ante el juez por los delitos de estafa agravada y continuada, falsa ideología y violación a la ley de empleo público.

Los protagonistas

La pareja vive en Cadoneghe. Según la fiscalía, no acudían a trabajar “amparados” por un certificado médico, simulando enfermedades inexistentes y dedicándose a tiempo completo a su pizzería de comida para llevar en Arcella. El período comprendido entre 2016 y febrero de 2018 está bajo la lupa. Con los certificados en la mano, Mollica y Scopece han acumulado largos periodos de baja laboral. Justificó las ausencias del servicio con enfermedades inexistentes, llegando incluso a certificar la presencia de patologías incapacitantes. Mollica prácticamente nunca pisó prisión durante 2016, sumando 300 días de ausencia. Al año siguiente el número total de ausencias se detuvo en 112 días, finalmente otros 6 días entre enero y febrero de 2018, es decir, hasta que la Fiscalía abrió un caso en su contra. Del 16 de febrero de 2016 al 30 de junio de 2017, la mujer obtuvo veintiún bajas por enfermedad, a menudo de larga duración. En el momento de los hechos, el matrimonio trabajaba habitualmente durante los períodos de enfermedad en la pizzería de comida para llevar “All’Imperatore” en via Giovanni d’Alemagna, en Arcella. Algunas fotos publicadas en las redes sociales fueron decisivas para desenmascararlos y abrir una carpeta de investigación.

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