la lamentable mediocridad de una temporada

Y pensaste que podías ganar un juego. Como ocurre con los romaníes, En el tiempo de descuento el Napoli anotó el empate.. Por suerte: con la victoria el carrusel de ilusiones y calificaciones soñadas habría comenzado de nuevo. Y, sin embargo, aunque haga un partido decente, al menos en la segunda parte, el Napoli no consigue tres puntos. Es el signo de esta temporada, lamentable mediocridad. Partido y semana de melancolía, de películas, de recuerdos y aniversarios agridulces. El muy elegante “gagà della Loggetta”, alias Fabio Cannavaro, nos promete la derrota. Toma un punto que para él es oro y para nosotros es plomo.

La primera mitad

En los años sesenta se decía: «dominancia estéril». En resumen, el Napoli tuvo su primera oportunidad en el minuto 44, después de arriesgarse a recibir un gol de un rival que, con razón, puso muchos autobuses en su campo. Y frente a este bloque el Napoli pierde sus ambiciones, en una primera vez soporífera, indefenso, donde hay alguien, un nombre aleatorio Anguissa, que parece un extraño que pasaba por allí. La agilidad de un monumento. Osimhen brama en el vacío, Politano es una luz intermitente. Sólo Lobotka juega y será el mejor en el campo. Evidentemente el Udinese aprovecha sus contraataques y en dos ocasiones casi llega a las damas. Los viejos mensajes de fans desde casa: “Estoy durmiendo”.

La recuperación

La segunda parte empieza a parecerse a la primera pero cambia en el 51, cuando un triángulo de Lorenzo, Politano, Osimhen produce el gol. Elegante. Parece Nápoles. El partido se abre y se convierte en una batalla que lleva al Udinese varias veces al borde del empate, pero también al Napoli a un doblete que el fuera de juego anula, pero cabe destacar una espectacular caída de Lobotka, hombre del campo. La meta del éxito luego la cierra.. Temporada muerta, situación pantanosa.

palabras libres

La salida presidencial por la ingenuidad de quienes creían en un segundo campeonato fue dolorosa. Al cabo de unos minutos, las redes sociales ya nos habían recordado las declaraciones napoleónicas, realizadas hace exactamente doce meses. Si este es el nivel de claridad de la alta dirección, la preocupación sólo puede crecer. Aunque los medios de comunicación situados en primera línea de la plaza hacen todo lo posible para crear un ambiente positivo, como ocurrió con la fanfarria en torno a la recaudación de la película, la evidencia nos dice que no sólo los métodos de gestión no han cambiado desde el año pasado: no hay posibilidad que aquellos que se han desviado tan dramáticamente puedan recuperar la lucidez perdida. Quien escribe estas líneas en los últimos años lleva tiempo defendiendo a Aurelio De Laurentiis de la acusación de “proxeneta”, impulsado por el plebeianismo estadio. Continuaríamos haciéndolo si surgiera la necesidad. Pero estas son cosas que ya nadie dice., porque está claro que la cuestión es otra: hace falta una gestión empresarial basada en la profesionalidad, corrigiendo los defectos de carácter que de forma tan macroscópica han aflorado. ¿Iremos en esta dirección? Francamente, pero ¿quién cree eso? Ciertos colapsos, ciertos excesos no son cuestiones de visión táctica o de entusiasmo muy humano: son signos de decadencia profesional. Todo ello en una situación del fútbol italiano que no augura nada bueno. En una entrevista publicada esta semana, el ex presidente de la Liga de Fútbol, ​​Paolo Dal Pino, directivo de nivel internacional, explicó muy claramente que nuestro movimiento no sólo está muy retrasado en la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos, sino que corre el riesgo de verse privado de ellos. valor económico por las principales competiciones internacionales. Quienes no están en la cima están destinados a decaer. ¿Y dónde está el Nápoles actualmente? el es octavo. Ha encajado goles en once partidos y suma 51 puntos a falta de tres. Si esto no es declive…

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