Sandro Boccini entre los fundadores del regionalismo en Umbría

Su polifacética figura como político, operador cultural, periodista, en un libro

por Adriano Marinensi

En la portada del volumen aparece un cuadro del pintor Piero Gauli con el emblemático título: El sembrador. Recuerda la civilización campesina y las tradiciones de un mundo que estuvo entre los principales pensamientos de Sandro Boccini, a la que está dedicado el volumen. A él y a las iniciativas político-culturales concebidas e implementadas en la última parte del siglo XX. Y precisamente, a modo de recordatorio existencial, en la portada todavía se lee: “Una vida por hacer, un tiempo para recordar”. Recuerde un personaje de la historia reciente de Umbría: periodista, escritor, operador cultural, político.

El volumen habla de él como un hombre de acción. Renata Micheli lo define como “portador de los intereses de una comunidad, un visionario que no olvida sus raíces, porque el futuro siempre tiene un corazón antiguo”. Existe la historia de “una historia dentro de una historia cuyos hilos pretendemos unir para que nada se pierda”. Por tanto, la intención parece ser más valiosa que una conmemoración. Más bien, son los rasgos de una época que vivió con la esperanza operativa de construir un desarrollo de carácter popular. Boccini estaba entre esos pensadores de Umbría que creían, casi de forma fideísta, en revolución regionalista, como esencia y pasión por una democracia abierta y una forma innovadora de hacer política. Planificación para promover el equilibrio económico y social del territorio regional.

Mi contribución en el libro dice: “Corríamos juntos, Boccini y yo, como en un tándem, pero él pedaleaba delante y era él quien indicaba la dirección y la estrategia, un creador tenaz e incansable implementador de iniciativas de participación popular. ” Estaba obsesionado con la importancia fundamental de la participación responsable, combinada con la información y la promoción cultural.

Estos tres “dogmas” inspiraron la actividad promovida en Umbría (y Sabina). En muchos campos fue un pionero de la vanguardia. A partir de la época escolar – todavía cerrada y “soberanista” – con los periódicos estudiantiles de “ideas, hechos y controversias”, Il Nosy y l’Archibugio. Luego, mucho más tarde, la dirección de la revista Quaderni Umbri y de las revistas Agenzia Regionale dell’Umbria, Agenzia Sabina, Lavoro e Partecipazione. Por una democracia no de masas, sino del pueblo.

De su pasión por el medio ambiente, la historia y el folclore, en el libro se encuentra el testimonio de Sandro Petrollini, periodista, que recuerda “las batallas de Boccini por el Parque Valnerina y los Montes Sibilinos y las muchas otras acciones en el Consejo Regional de Umbría para la valorización del patrimonio ambiental e histórico”. Petrollini concluye con una expresión singular: “No sabemos en qué batallas se encuentra hoy el espíritu de Sandro Boccini. Seguramente, si puede, hablará de su Umbría”. El medio ambiente se menciona en el proyecto de ley regional presentado por Boccini en 1977, para proponer “la creación del oasis de protección de la fauna de Alviano”. La promoción del arte (este es sólo un ejemplo) con la impresión de la obra de Felice Fatati “A ti hombre, a ti vida”, traducción gráfica del Cántico de las Criaturas de San Francisco.

La figura del Consejero Regional Boccini, Alberto Provantini, se remonta en el libro, para recordar la experiencia, que comenzó – señala – con la sesión del 7 de junio de 1970. “Ese día comenzó un compromiso común, aunque desde posiciones diferentes”. Se había abierto una nueva puerta para la política y la administración al acercar la actividad gubernamental al pueblo. “No estuvimos de acuerdo – añade Provantini – sobre algunas opciones, pero hubo acuerdo sobre las cuestiones básicas”. Uno de los puntos clave: “Estábamos intentando trasladar poderes de Roma a Perugia para transferirlos a los hogares de los ciudadanos”. Boccini afirmó, en su discurso sobre las primeras declaraciones programáticas del Consejo Regional: “Queremos que todo cambie, empezando por el modo de hacer política, el modo de desarrollar propuestas, el modo de influir en los trabajadores y los ciudadanos en las decisiones”.

En el libro se citan algunos ejemplos de iniciativas legales formuladas por Boccini: la gestión de los activos de agua mineral, el uso de tierras baldías, el empleo juvenil. “El fenómeno del desempleo – es el paso de una intervención – nos exige intentar todas las iniciativas para aliviar la situación de profundo malestar de los jóvenes en Umbría”. Su confianza en los jóvenes se encuentra en el constante trabajo de investigación y colaboración realizado en muchos ambientes, independientemente del “color” de las ideas: el requisito exigido era la pasión por las nuevas políticas y el espíritu de servicio a la comunidad.

El libro recuerda algunas de las innumerables iniciativas concebidas por Boccini y llevadas a cabo a través de los centros de estudios Mattei y Vanoni y el apoyo de Filippo Micheli. El redescubrimiento de las fiestas tradicionales: los carteles dedicados a la Corsa dei Ceri de Gubbio, la procesión histórica de Orvieto, la Corsa all’Anello de Narni, los centros periféricos de Umbría.

Antonio Carlo Ponti habla de Sandro Boccini político inusual “que tenía el culto a la política ligado, en un doble hilo, a la democracia”. Orientó numerosas iniciativas “hacia el territorio regional entendido como simbiosis entre paisaje histórico y naturaleza, conjunto de patrimonio cultural”. Ponti nuevamente: “Su transición a la política se caracterizó por la pasión cívica, el gusto cultural, el desafío a los cánones, los dogmas y el conformismo”.

El profesor universitario Gianfranco Cavazzoni comenta sobre laoperador cultural y relata “una profunda amistad, basada en la estima, también por la peculiar aptitud que tenía para traducir los pensamientos en acciones”. Cavazzoni añade: “Cuando en Italia, y más aún en Umbría, el debate se caracterizaba por una dura oposición ideológica, Boccini lanzó la idea deoposición constructiva, actividad concreta, propuesta para la solución de los problemas críticos del territorio”.

Bien podemos decir, por tanto, una presencia intelectual traducida en obras y en diferentes campos del conocimiento que ha dejado una profunda huella en la era del primavera del regionalismo. En 1993, hace treinta y un años, con la muerte de Sandro Boccini, Umbría (y también Sabina) perdieron un protagonista. La ELA le dio unos meses de vida. Sucedió que era mayo. Tenía sesenta años.

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