El verano de 2024 está a la vuelta de la esquina, los turistas ya están presentes en Cagliari y muchos restauradores crucificados porque no encuentran personal. No parece ser la queja habitual de los tiempos del ingreso de la ciudadanía, ya cancelado hace meses. Hay algo más que empuja a los sardos a no querer pasar la temporada en pizzerías y discotecas: “Hay una estampida generalizada hacia los complejos turísticos, incluso los de lujo, y las estructuras. Tengo que permanecer cerrado a la hora del almuerzo, sólo puedo trabajar a la hora de la cena con camareros ucranianos, rusos y norteafricanos”, dice Luigi de Micco, empresario y pizzero, propietario de dos locales de comida en Corso Vittorio. “Los empleados que tuve el año pasado no han regresado, prefiriendo lugares donde los salarios son casi los mismos pero las horas trabajadas no. Por mí y por mis compañeros sabes que terminarás en un momento determinado, pero en las estaciones no es así. Sin embargo, nuestros salarios son absolutamente buenos”, comenta de Micco. “De hecho, hace dos días un colega mío que tiene otro restaurante en Corso Vittorio me pidió si podía enviar a una de mis camareras a hacer un turno”.
Luigi de Micco está desconcertado y preocupado: “Sin personal no se puede trabajar, no se puede mantener abierto porque es imposible gestionar una pizzería con decenas de asientos en dos o como máximo tres. El gobierno de Giuseppe Conte también eliminó el contrato de prueba, lo que supone un daño adicional. Alguien ya lo está haciendo y, si sigue así, yo y otros compañeros también lo haremos.” ¿Qué? “Reemplazar permanentemente a los camareros por tablets. Los pedidos de los clientes y las peticiones llegan directamente a las cocinas, bajo la mirada de los chefs”.
