Archidiócesis de Pisa – Comentario al Evangelio del 6 de mayo de 2024 –

Archidiócesis de Pisa – Comentario al Evangelio del 6 de mayo de 2024 –
Archidiócesis de Pisa – Comentario al Evangelio del 6 de mayo de 2024 –

Jesús nos prepara para la experiencia de ser “expulsados” por su causa. El hecho de sustentar la Palabra y el testimonio encarnado por el Hijo de Dios nos hace culpables de obtusidad, confusión y miedo ante los ojos de muchos. Para otros, el mero hecho de apoyar a Cristo nos convierte en “oscurantistas”, pretendientes de extrañeza, partidarios de divisiones.

Muchos no nos reconocen en el intento unívoco y prioritario de hacer el bien y hacerlo si es posible en nombre del Padre. Esto fue en el pasado, como lamentablemente todavía lo es hoy. Es por estas razones que Cristo nos prepara y, a través de su palabra, nos sostiene, confiándonos más motivación para seguir anunciando el Evangelio incluso cuando esto parece un desafío insuperable.

Lo que nos espera es una recompensa que no pertenece a la lógica del mundo, sino al Reino de Dios. También es por estas razones que no nos es posible vivir de otra manera que no sea en sí misma una. testimonio de honestidad y concreción, de sencillez y de acciones orientadas al bien.

Porque nuestra elección de vida es mostrar una alternativa a lo que falsamente se ha creído a lo largo del tiempo. Esto no significa que, como cristianos, no seamos propensos a cometer errores o que se considere imposible que cometamos errores. Somos falibles, muy a menudo nos encontramos dando pasos en falso y cayendo. Pero esto no es lo que define el resultado final de nuestro estar en el mundo.

Incluso en nuestras incertidumbres, en nuestras vacilaciones, todavía podemos dar testimonio de un modo de vivir y de expresar el cristianismo cercano al Evangelio, vinculado al testimonio de Jesús, dedicado a la realización de un bien mayor, y no menos real que el que podría pensar.

Reflejar

Tomemos coraje. Tener fe, como otros aspectos importantes de la existencia, requiere esfuerzo, sacrificio, fortaleza; no sólo alegría. Ser creyente implica tener que afrontar los desafíos de nuestro tiempo. Tomemos, pues, determinación de las palabras que el Señor nos dedica. Pedimos la gracia de ser testigos de la Palabra dentro de nuestras honestas posibilidades, sin miedo y sin desánimo, pero con una convicción firme y fundada en el Señor.

FONTE: Escuchar y Meditar – Centro Pastoral de Evangelización y Catequesis

PREV Se renueva la centenaria procesión a María Santísima Liberadora, protectora de Viterbo (VIDEO)
NEXT Secretos ocultos y destinos entrelazados en “Un animal salvaje” de Joël Dicker. Revisión de Alessandria hoy