Nacemos curiosos, el motor de la biodiversidad está en el ADN

Nacemos curiosos, el motor de la biodiversidad está en el ADN
Nacemos curiosos, el motor de la biodiversidad está en el ADN

Roma30 de abril de 2024 – La curiosidad es uno de los motores de la biodiversidad: el comportamiento exploratorio es, de hecho, un rasgo de personalidad que ayuda a los animales a adaptarse a nuevos nichos ecológicos y está escrito en su ADN.

Así lo demuestra el estudio realizado con los cíclidos, una familia de peces de agua dulce que se caracteriza por una extraordinaria variedad biológica.
Los resultados son publicados en la revista Science por el grupo de investigación internacional coordinado por el zoólogo Walter Salzburger, de la Universidad de Basilea, y por Milan Malinsky, de la Universidad de Berna.
El estudio comenzó con una expedición a África, a lo largo de la orilla sur del lago Tanganica en Zambia, poblada por unas 250 especies de cíclidos que difieren en estructura corporal, color, dieta y hábitat. Los investigadores capturaron 700 ejemplares pertenecientes a 57 especies diferentes y durante nueve meses siguieron su comportamiento filmándolos en un nuevo entorno, una especie de lago artificial especialmente creado.

Después de regresar a Basilea, se examinaron los vídeos para ver qué zonas del estanque exploraba cada pez durante un período de 15 minutos. Así, han surgido grandes diferencias entre especies, fuertemente correlacionadas tanto con el hábitat como con la forma del cuerpo. Por ejemplo, las especies que viven cerca de las costas, con una forma corporal voluminosa, resultan más curiosas que las especies alargadas que viven en aguas abiertas. “Esto vuelve a centrar la atención en el comportamiento animal como fuerza impulsora detrás de procesos evolutivos clave”, dice la primera autora del estudio, Carolin Sommer-Trembo.

Para saber si estas diferencias de comportamiento tenían una base genética, los investigadores compararon los genomas de varias especies de cíclidos y descubrieron una variante genética que provoca una mayor curiosidad. Cuando los investigadores utilizaron las tijeras moleculares de Crispr para inducir mutaciones específicas en la región correspondiente del genoma, los peces se volvieron más curiosos.
Una mayor confirmación del descubrimiento se produjo gracias a la inteligencia artificial, que logró predecir el comportamiento de los peces cruzando datos relacionados con la variante genética presente en su ADN, su estructura corporal y su hábitat.
La variante genética de la curiosidad se encuentra cerca del gen cacng5b, que está activo en el cerebro. El gen correspondiente en el ADN humano está relacionado con enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia y los trastornos bipolares, que a su vez pueden estar relacionados con trastornos de la personalidad. “Estamos interesados ​​en comprender cómo los rasgos de personalidad pueden influir en los mecanismos de la biodiversidad en el reino animal – concluye Sommer-Trembo – pero quién sabe: al final quizás también aprendamos algo sobre las bases de nuestra personalidad”. (Manejar)

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