Catanzaro, sentada contra la autonomía diferenciada

Catanzaro salió a la calle contra el proyecto de ley de Calderoli sobre autonomía diferenciada.

El acto tuvo lugar simultáneamente con la discusión en la Cámara de Diputados del proyecto de ley Calderoli (tras su aprobación en el Senado el pasado enero) y fue una de las muchas manifestaciones en las principales plazas italianas, de norte a sur, como señal de fuerte oposición a una reforma considerada divisiva para el país.

La manifestación de Catanzaro, organizada por el “Comité para la retirada de todas las autonomías diferenciadas, para la unidad de la República y la igualdad de derechos”, contó con la participación de numerosos ciudadanos, asociaciones y representantes institucionales a nivel regional.

Estuvo presente el alcalde de Catanzaro, Nicola Fiorita: “Esta reforma – afirmó – plantea cuestiones fundamentales, sobre todo en lo que respecta a las razones de quienes la apoyan. Por el momento, parece que nadie, ni siquiera dentro de la Liga Norte, está realmente a favor de esta propuesta. Incluso algunos representantes de la Liga Norte en el sur se están distanciando de ella. El principal dilema es: ¿por qué el Parlamento debería aprobar una reforma que la mayoría de la población y sus propios miembros no consideran útil?

La comparación se vuelve cada vez más complicada cuando no hay defensores convincentes de la reforma. Quienes están en contra se encuentran en un diálogo con una falta de posiciones claras, en las que sólo se escuchan condiciones preliminares precisas y repetitivas: “Primero los LAB, primero el dinero”. Pero ¿por qué deberíamos aceptar que el Parlamento apruebe algo que la mayoría rechaza y que carece de apoyo popular?

Está claro que el actual sistema de distribución de recursos no es justo, basado en un principio de gasto histórico que favorece a quienes ya han gastado más. Todos coinciden en la necesidad de un nuevo sistema de distribución, pero esto no requiere necesariamente una reforma de la autonomía diferenciada. Antes de diferenciarnos, debemos construir un sistema que garantice derechos esenciales para todos.

El peligro es que al proceder con una reforma de la autonomía diferenciada antes de establecer estas bases, nos encontremos aceptando pasivamente un cambio que puede ir en contra de nuestros intereses. Esto podría llevarnos a una situación en la que nos adaptemos gradualmente a una reforma que, en última instancia, podría dañar nuestra propia existencia.

La metáfora de la rana hervida es significativa: si nos adaptamos gradualmente a la reforma, sin oponernos firmemente a ella, podríamos encontrarnos “hervidos” sin siquiera darnos cuenta. Más bien, debemos reconocer que una reforma que sólo sirve para mantener los privilegios de unos pocos es inaceptable. Nuestra comunidad sólo puede prosperar si comparte principios de igualdad, solidaridad y un proyecto común.

Debemos continuar nuestra lucha, como alcaldes, ciudadanos y comunidades, para que esta reforma no amenace sólo al Sur, sino a todo el país”.

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