Siena, Non Una Di Meno sale a la calle, Sampieri: “Se pueden cambiar las leyes, pero nosotros dictamos las reglas sobre nuestros cuerpos”

“Nuestro cuerpo no se puede tocar, lo defendemos luchando” . Con este grito los activistas de Non Una Di Meno Siena y otros colectivos de Siena (como Collettiva Frog y Link Siena) salieron a las calles para responder al ataque del gobierno a los centros de asesoramiento y al derecho al aborto.. “El gobierno ataca nuestros cuerpos y nuestro derecho a la autodeterminación con la votación, a favor de la cámara, de la modificación del PNRR que permitiría a las asociaciones antiaborto entrar en las clínicas públicas – afirman los activistas –. Queremos evitar que antiabortistas misóginos entren en nuestras clínicas. Salimos a las calles para defender derechos adquiridos que están siendo cuestionados y exigir otros nuevos”.

“Más allá de los 194 – declara Albalisa Sampieri -, los límites de esta ley siempre han sido evidentes, basta pensar en la inclusión de la objeción de conciencia – explica -, si por un lado se lograba el resultado de establecer las reglas por las cuales el aborto dejaría de ser un delito, esos mismos Las normas expresaban el carácter pesado de la intervención estatal y acentuaban la representación patriarcal de “mujer=madre”, una ley que reflejaba una actitud cultural que transmitía el papel de la madre como “absolutamente positivo”. Todo el texto de la ley se basa en la valoración ética, ni siquiera demasiado oculta, de la mujer que decide continuar el embarazo, en detrimento de la imagen de la mujer que, de forma autodeterminada, simplemente dice “yo No quiero un hijo”. Por estas razones, varios grupos feministas se opusieron a la ley, porque no pedían una ley sobre el aborto, pero sí exigían la libertad de abortar y, antes incluso, exigían la libre sexualidad. ¿Y hoy? – se pregunta Sampieri. Debemos decir que la acusación que se nos hace de contribuir al bajo crecimiento demográfico debe ser rechazada por el remitente, diciendo que si Italia y Europa envejecen es principalmente por el efecto de los muros que se están levantando, del atrincheramiento xenófobo y racista, de políticas migratorias obsesionadas con la seguridad, políticas militares sin importar la vida que nace y crece al otro lado de la frontera. En segundo lugar, la cuestión de la disminución de la fecundidad no puede abordarse como si el deseo de maternidad fuera un hecho cierto y dado por sentado. Luego está la lógica y la fragilidad de las relaciones entre los sexos y está, sobre todo, la libertad de no tener hijos, que en el feminismo hemos ganado como una libertad de no menor grado que la de tenerlos. Por tanto, se hace urgente la necesidad de reunificar esa conciencia que ciertamente teníamos cuando afirmamos que no aceptaríamos ninguna ley sobre nuestro cuerpo y contra este enésimo ataque a nuestra libertad y a nuestra felicidad, debemos reiterar con fuerza que cada vez que se intenta controlar el nuestros cuerpos,
Como consecuencia de ello, en nuestras vidas encontraremos nuevos espacios, nuevas palabras y nuevas prácticas.

Continuaremos abortando juntas, incluso ilegalmente, cuando usted lo haga necesario. Seguiremos intercambiando prácticas, consejos, sugerencias, ayudas, en un compartir de hermandad y de conocimientos que durante demasiado tiempo se ha considerado superfluo debido a un derecho que usted nos ha dicho que es inquebrantable. Seguiremos creando redes de mutualismo desde abajo que derriben cada obstáculo que nos pongan y lo haremos sin dejar ninguna subjetividad en paz. Seguiremos hablando de nuestros abortos, reivindicando una narrativa que siempre habéis intentado quitarnos, imponiéndonos así un obligado sentimiento de culpa y de vergüenza que desmantelamos con el poder de nuestros cuerpos que se autodeterminan y lo gritan. en la plaza, hablan de ello al final del supermercado, se ríen frente a las iglesias. Porque puedes hacer y cambiar las leyes, pero nosotros dictamos las reglas en nuestros cuerpos”.

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