VENECIA – La emoción en los ojos de los adultos, el asombro en la mirada de los niños. Esto es lo que el Papa Francisco deja a los fieles que acudieron en número de diez mil para asistir…
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En su homilía el Papa habla al corazón del pueblo, no como cabeza de la Iglesia sino como sacerdote del pueblo y hay quienes no pueden contener las lágrimas.
La jornada para el pueblo de Francisco comenzó al amanecer. Ya a las 7 de la mañana los primeros fieles entraron en la plaza de San Marcos y comenzaron a ocupar sus lugares, mientras se montaba el altar.
El Papa llegó a la laguna a las 8 de la mañana para el encuentro con las internas de la prisión de mujeres de Giudecca y la visita al pabellón vaticano de la Bienal, la primera vez para un pontífice. Luego el encuentro con los jóvenes de Salute. Antes de las once el Papa entra en la plaza de San Marcos. Al final de la celebración, la habitual petición de Francisco “Rezad por mí, este trabajo no es fácil” y el abrazo de su pueblo. (servicio de Emiliana Costa).
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El Gazzettino