La historia de Ortenzi, entrenador del Yuasa Battery: de los viajes en autobús a la Serie A. “Hicimos algo especial”

GROTTAZZOLINA – ‘Serie A, Serie A, vamos a la Serie A’. Los ojos están húmedos, es imposible no llorar por quienes dieron su vida por este momento. La voz, que nunca fue barítono pero siempre lograba el objetivo deseado, se fue volando. Pero las palabras salen claras de esa boca que hasta unos minutos antes no hacía más que gritar consejos a sus jugadores y también a los árbitros.

Massimiliano Ortenzi lo hizo: tomó el entonces Videx Grottazzolina de la serie C y lo llevó, con el nombre de Yuasa Battery, a la Superlega, es decir en la Serie A al ganar el segundo partido de la final en Siena. “Algo especial. Un partido final que corona un camino construido día tras día. Aceptamos algunos de nuestros defectos durante la temporada y desde ese momento nunca nos rendimos”, explica inmediatamente el técnico.

Se muestra casi incrédulo: “No puedo describir lo que viví, pero ‘especial’ es la palabra que lo abarca todo. Ni siquiera puedo darme cuenta”.

Estuvo allí hace 15 años cuando empezó todo: “Pienso en los partidos que jugamos siete para mantener la categoría. Pienso en no querer salir nunca de nuestro territorio. Pienso en los sacrificios, la planificación. No creo que haya una empresa que haya hecho lo que hicimos nosotros en un pueblo de 3 mil habitantes, y en Montegiorgio sólo había ocho mil”, continúa Ortenzi mientras todo sucede a su alrededor.

Sobre el césped lo tuvo claro, no se puso nervioso cuando Emma Villas volvió ni adelantó ni un instante los morros. “Estaba concentrado, si solo pensaba en un viaje hace 15 años con un minibús y mi auto para tocar frente a algunas personas, todo se me volvía increíble. Hoy tenemos 500 aficionados aquí, en Siena, fruto de años de sacrificio por parte de muchos”, continúa mientras pasan las ruedas de prensa, las declaraciones, los listones que se levantaban cada mes y que saltaba como si fuera Tamberi. Antes que él.

Habrá muchas gracias pero no hay tiempo. Los jugadores se deslizan ante la afición como sobre un campo de hierba, las botellas de champán explotan, las familias piden besos y abrazos, la PalaEstra, que ha vivido tantos triunfos con el Montepaschi Siena, no puede más que inclinarse ante el emperador. de Grotta y su legión de talentos, Breuning, experiencia con Fedrizzi, Marchiani y Marchisio, brazos sólidos, Mattei y Canella, y muchos actores secundarios válidos que permiten que cada uno dé lo mejor de sí.

Raffaele Vitali

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