El futuro del baloncesto en Siena – 5

Umberto De Santis y la llama del minibasket

Invitación de Augusto Mattioli: https://www.ilcittadinoonline.it/sport/basket-sport/quale-futuro-per-il-basket-senese-dite-la-vostra/

SIENA. El futuro del baloncesto en Siena es un tema interesante, casi tanto como el futuro del baloncesto en Italia, que lamentablemente – tras el final de Montepaschi – está entrando en un declive equivalente a la edad del presidente federal. Y a pesar de la presencia de dos empresas empresariales como Segafredo y Armani, que en la primera mitad de la década de 1910 no existían o estaban presentes con un rol corporativo y financiero diferente al actual, el declive continúa. Pero no nos desviemos más y volvamos a hablar de las losas de Siena.

Aquí se necesita otra distinción. Los sectores juveniles del baloncesto de adultos. En el caso del sector juvenil, los tres clubes históricos continúan cumpliendo con su encomiable tarea. A pesar del atractivo bulímico del fútbol y su mala producción deportiva de la que tanto hay que contar, la cantidad de chavales que produce el minibasket local siempre resulta interesante. Son ellos quienes mantienen viva la llama del baloncesto en la ciudad y de alguna manera la desaparición de esos dos sectores juveniles con pensiones que compartieron campeonatos Under no ha dejado residuos negativos y escombros sobre los que echar sal como lo hizo Scipione Emiliano en el ruinas de Cartago.

En lo que respecta al baloncesto “adulto”, las condiciones objetivas hacen sumamente compleja la posibilidad de que uno de los tres equipos pueda ponerse en condiciones de aspirar a algo más que una Interregional B. No hay ninguna zona de influencia de importancia en torno a los mil aficionados que todavía reúne Mens Sana y los 5-600 de Costone y Virtus combinados, ni un patrocinador remotamente comparable al que alguna vez fue el Monte dei Paschi, ni esa conjunción astral que hizo el club Viale Sclavo es el único Scrooge rico de Italia, mientras que Benetton, Virtus y Fortitudo decaen entre renuncias y fracasos.

El baloncesto de primer nivel, ya sea la Serie A, A2 o B Nazionale, requiere un presupuesto adecuado y creciente a la luz de las reformas que han entrado en vigor en las últimas temporadas. Los llamados “proyectos” faltan o al menos no logramos encontrarlos detrás de las distintas declaraciones de intenciones de los actuales protagonistas. De hecho, ciertos anuncios sorpresa de patrocinios intermitentes (Betsson.sport), o estructurales más o menos importantes (Stosa o Vismederi, por ejemplo) nos dejan algo indiferentes. Hay poca o poca ambición, hay poca capacidad para crear nuevos supuestos, todavía hay gente que piensa según los parámetros de una época, aunque no muy lejana en el tiempo, que tememos no volverá nunca.

Los fanfarrones del Consorcio que estaban allí encontraron en Macchi al chivo expiatorio, algo que está bien para el tribunal civil. Lo sabían todo, pero también en este sector de Siena se vio que sin el dinero del banco no se puede hacer nada. Mientras que otros consorcios como Varese y Treviso, que están en el escenario de la Serie A con sus provincias ricas, o Pistoia, que ha sabido remediar sus dificultades económicas hasta el punto de haber despertado el interés de un consorcio americano, que ya ha firmado para ser dueños, siguen creciendo, aquí se ha quemado para siempre una posibilidad de crear ese humus pujante, que trae vida económica y deportiva de alto nivel. Así que vayamos con los sectores jóvenes actualizando las técnicas de formación y aprovechando las nuevas reglas de enfrentamiento que se introdujeron este año. Producir jóvenes locales para lanzarse en la serie intermedia y quizás un par de jugadores que puedan aspirar a la Serie A es el paso imprescindible y lo cierto es que se necesita competencia y ganas de trabajar duro. Después de todo, Mens Sana no llegó a la Serie A en los años 70 con Bucci, Vroman y Behagen. Estos vinieron después. En la Serie A nos lo trajeron los “chicos” locales: sin capacidad presupuestaria, esta es la solución más saludable que podemos proponer.

Humberto De Santis

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