La vergonzosa violencia del alcalde de Cesena contra los chicos del CPI.

La vergonzosa violencia del alcalde de Cesena contra los chicos del CPI.
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Roma, 26 de abril – Nos calificamos también con palabras, y el alcalde de Cesena con motivo habitual del 25 de abril no es una excepción, criticando a los chicos del IPC. Enzo Lattuca, así se llama el alcalde, se desquita con los chicos de Casapound y la nueva sede inaugurada en la ciudad.

El alcalde de Cesena y la violencia gratuita contra el CPI

Quizás no tenía mucho de qué hablar, Lattuca. Además, el antifascismo en general cuenta con pocos argumentos, si no ninguno, al no ser una ideología sino un revoltijo que puede definirse exclusivamente en una fase delimitada de la historia, la de 1943-1945, dado que la extrema heterogeneidad de quienes formaron parte del CLN. Aunque siempre se ha seguido profesando de manera ideológica e incluso se interpreta como un pensamiento que nunca podrá existir como tal (el comunismo era un pensamiento, el liberalismo era y es un pensamiento, ciertamente no una antítesis contextual sin ninguna pars interpreta). Y luego, dado que la gordura es -como siempre- poca, jugó la carta de la violencia verbal, así como así, gratis. Según el alcalde, quien fundó la sede del CPI es un “ratón” que “actúa en secreto”. Por no hablar de las habituales banalidades propias de cualquier debate sobre la llamada resistencia. Repetido a todo trapo también en esta ocasión. Se trata de Matteotti, como siempre, ya que es prácticamente el único incidente por el que se puede apostar, pero eso es otra cuestión. Para recoger los aplausos fáciles que sólo un ratón real puede reunir.

El verdadero ratón es el que está bien protegido, no el que ni siquiera tiene derecho a existir.

Esta sería la respuesta al autoproclamado alcalde demócrata, obviamente miembro del Partido Demócrata, que grita con facilidad mientras toma aplauso estandarizado. Aparte de la agresión contra quienes no le han hecho nada, excepto expresar su banal existencia, el querido Lattuca habla desde la posición cómoda de quien puede permitirse el lujo de insultar a los demás sin que nadie mueva un dedo. Lo cual no es otra cosa que una versión más ligera de “matar a un fascista no es un crimen”. El demócrata Lattuca no llega a eso. Pero digamos que no llega muy lejos.

Alberto Celletti

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