Del “no” de la CGIL a los pro-vida en los centros de asesoramiento

Del “no” de la CGIL a los pro-vida en los centros de asesoramiento
Descriptive text here

«Nos movilizamos a nivel nacional y provincial para demostrar contra la medida del actual gobierno sobre la nueva norma introducida sobre el aborto voluntario”. Como antonella rubbo, secretario provincial de la confederación FP Cgil, comenta sobre la entrada de provida en las clínicas. «Organizamos un momento social – dice – al mismo tiempo que la manifestación en Roma para expresar nuestra opinión contra la ley porque, en nuestra opinión, representa un fuerte ataque a las mujeres y sus derechos. La de recurrir al aborto es una elección dolorosa, dolorosa e íntima que no puede verse influida por intervenciones externas, aunque estén destinadas a proteger la vida. La presencia de asociaciones provida sólo puede empujar a las mujeres a dejar de depender de estructuras públicas libres y recurrir al mercado clandestino, poniendo en riesgo su seguridad”.

Actualmente en Rummo hay activo un servicio de interrupción voluntaria del embarazo al que recurren muchas mujeres, en un rango de edad entre 18 y 40 años, con una media anual de 150 abortos por cada 1.000 niños nacidos, en línea con los datos nacionales. La posición de la CGIL a este respecto es muy dura porque, según el sindicato, un feto es mejor que un niño no deseado, maltratado, hijo de mujeres maltratadas, víctimas de trata. «El significado de la ley 194/78 – dice Giannaserena Franzé, exsecretaria provincial del Fp Cgil, actualmente en la junta regional- es evitar el aborto clandestino, garantizar el aborto seguro y una cultura de respeto a la autogestión de las mujeres. En los años 70 mi madre luchó en la ciudad, ocupando espacios públicos para que un equipo de médicos viniera de Capua y practicara abortos en Rummo. Las mujeres de nuestro territorio no pueden volver a caer en manos de las madres, arriesgando sus vidas. De hecho, creo que se buscarían soluciones alternativas al aborto hospitalario, obtenidas con grandes sacrificios, en áreas ocultas, alimentando una vez más un mercado próspero hasta finales de los años 1970.”

En aquellos años, según los testimonios de algunas mujeres que contaron sus historias, se podían seguir dos líneas diferentes: la de las madres que, por poco dinero, utilizando objetos domésticos rudimentarios, provocaban abortos a mujeres desafortunadas con consecuencias a menudo desastrosas que iban desde la imposibilidad de tener hijos en el futuro hasta la muerte por hemorragia.

Para las mujeres, a menudo muy jóvenes, que pertenecían a una clase social superior, era posible recurrir a médicos que no pertenecían necesariamente a la categoría de ginecólogos y que, por una suma de entre 500.000 y 700.000 liras, asistidos por un Los obstetras practicaban el aborto clandestinamente en sus clínicas, sin administrar anestésicos porque, al final de la operación que, en promedio, duraba alrededor de una hora, las pacientes se levantaban de la mesa ginecológica y regresaban a casa por sus propias piernas.

Mientras tanto, el decreto de la Pnrr sobre la presencia de pro-vida en las clínicas fue aprobado en el Senado en medio de mil polémicas desatadas tanto por la política como por los sindicatos, convencidos de que «si es cierto que hay que proteger la vida, también es cierto que las mujeres tienen derecho a interrumpir el embarazo sin recibir presiones, si no están dispuestas o no son idóneas para desempeñar la tarea de crianza”.

Los casos noticiosos a nivel local y nacional van en esta dirección. Y, de hecho, no se puede dejar de pensar en la mujer sordomuda de Campolattaro que, hace unos años, masacró y arrojó a su pequeño hijo a un acantilado, en la otra madre samnita que dio a luz y dejó al recién nacido desnudo en la playa. Balcón, salvado gracias a la oportuna intervención del 118, llamado por un vecino, al bebé de cinco meses de Benevento que falleció por un traumatismo craneoencefálico en Santobono. Tampoco podemos ignorar la historia de Alessia Pifferi que dejó sola en casa a su hija de 18 meses durante una semana, provocando que muriera de hambre. Actualmente, las clínicas de salud maternoinfantil de la ASL son 3 de las 12 existentes y están ubicadas en la ciudad, en Cerreto Sannita y Montesarchio. A estos se suman las 9 clínicas familiares en los demás distritos.

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Lea el artículo completo en
La mañana

PREV el 13 de mayo presentación del “libro blanco sobre la sanidad en Granda” y sentada en solidaridad con los trabajadores del sector – Targatocn.it
NEXT Ferrarelle está contratando en Campania: el enlace para postularse