“Ganar el Scudetto con el Milán me pareció demasiado. Inzaghi, Lautaro y Zhang…”

“Ganar el Scudetto con el Milán me pareció demasiado. Inzaghi, Lautaro y Zhang…”
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La Gazzetta dello Sport también entrevistó Roberto Vecchionicantautor y aficionado del Inter, evidentemente feliz por el scudetto.

¿Cómo es bajo una estrella?
“Lo admito, no pensé que ganaría con el Milan, casi me pareció… demasiado, pero afortunadamente me equivoqué en mi predicción. Un aficionado es tal por dos características que acepto plenamente: disfruta Llegar primero y le gusta ver a los demás que lo ven desde abajo. Por eso es un placer inmenso, de esos que sólo nos da el Inter. Mi equipo siempre es estelar, incluso cuando pierde”.

¿Cuál de tus canciones le dedicarías a Inzaghi?
“Simone no es el Che Guevara, no es el ímpetu y la revolución, pero es un pretendiente muy caballeroso, alguien que no presiona al objeto de su amor, es decir, el Inter, sino que lo rodea con una atención discreta. Pienso en “Me gustaría Ser tu madre “, no es una de mis canciones más famosas: habla del amor puro y de saber sentir las necesidades de quienes nos rodean”.

Incluso Lautaro, como capitán, entiende las necesidades del equipo.
“Sí, es un guerrero luchador, se lanza al fuego para salvar al Inter incluso cuando no puede. Es el ‘Bandolero cansado’, con ese tono melancólico y latino: nunca se ríe cuando lo entrevistan, se puede”. Veo que por juego y vida se superponen también veo a “Velásquez”, el protagonista de otra canción, que no deja de perseguir una idea, la ha alcanzado…”.

Volviendo a la silla por un momento: ¿quién destaca en la clase Inter?
“El líder de la clase que se hace cargo de sus compañeros es Calhanoglu, quizás el único que no conoce el descanso. Y además nunca falla los penaltis: ¿pero cómo lo hace? Aparte de esa desagradable historia de racismo, me gustó La defensa de Acerbi, dispuesta a golpear como loca”.

Si vas más al este desde Samarcanda llegarás a China: ¿contento con el presidente Zhang?
“Estamos logrando grandes resultados, le estamos agradecidos. Entonces todo el mundo sabe que yo y otros nerazzurri más o menos conocidos soñábamos con un nuevo Inter italiano. Nada contra China, claro, pero sigo siendo un romántico del siglo XX. , quizás del siglo XIX, y me iluso pensando que los equipos todavía pertenecen a la afición. Nuestra verdadera posesión espiritual, animal y emocional está en la camiseta: los nerazzurri son nuestro espejo, a quién le importa lo que hay dentro o quién es el dueño”.

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