Génova y Sidio Corradi: una cuestión de corazón

Empezaré diciendo: nunca he visto jugar a Sidio. Pero no importa, porque hay jugadores que, para entrar en el corazón de una afición y de un equipo, no necesariamente hay que verlos jugar: ahí entran, ahí permanecen y son parte del club. , indeleblemente.

Sidio Corradi no es sólo un nombre en la historia del fútbol, ​​sino una leyenda viva del Génova, donde dejó su huella como jugador y como persona. Nacido en Porto Ercole el mismo día que Gigi Riva, su carrera dio un giro decisivo cuando, a pesar de la oposición familiar, decidió seguir su pasión por el fútbol. Esta elección le llevó a convertirse no sólo en uno de los atacantes más prolíficos del Génova, sino también en una figura emblemática para el equipo y su afición.

Al llegar a Génova en 1970, Corradi encontró el equipo en la Serie C, pero con un proyecto ambicioso y una promesa: volver a la Serie A. Gracias a la dirección de Arturo Sandokan Silvestri y a la determinación del grupo, Génova no sólo llegó a la Serie A. , pero consolidó su presencia en el fútbol que importa, marcando una de las épocas más icónicas del club. No todo el mundo lo ha vivido pero ciertos nombres quedan grabados en la memoria de los abuelos, de los padres hasta nosotros. Sidio, con su habilidad y carisma, rápidamente se convirtió en un favorito de los fanáticos, y en el transcurso de sus siete años con la camiseta rossoblù, se estableció como el quinto máximo goleador del club de todos los tiempos, un récord que es testimonio de su devastador impacto en ataque, y primero, e igualado sólo por Marco Rossi, en haber marcado en C. B y A.

Pero la historia de Sidio no se queda en el rectángulo verde, está llena de retos y triunfos, desde su infancia en un pequeño pueblo costero hasta su consagración en el mundo del fútbol profesional. El consejo que recibió de su padre en su lecho de muerte de abandonar la vida marina por el fútbol marcó un punto de inflexión en su vida, que le llevó a ganar un scudetto con el Bolonia antes de convertirse en una leyenda en el Génova.

Los jugadores que llaman la atención por la Grada Norte no son pocos, pero los que consiguen entrar en su interior son una élite muy reducida. Sidio es, sin duda, uno de ellos. Así que su petición de poder hacerse una última foto con las gradas a sus espaldas se convirtió en una ola imparable, un tam tam entre la afición, una petición delicada para el club.

No es una cuestión de fotos, es –como ya hemos dicho– una cuestión de corazón. Será el momento de volver a animarlo o gritar su nombre por primera vez. Será una oportunidad para sumergirse en los años 70 con él, para recordar a un Griffin que entró en el corazón de muchos.

Sidio está cansado, cansado, débil. No se esconde detrás de un dedo, lo dice claramente. Porque sólo quien es fuerte reconoce sus dificultades. Hoy necesita un abrazo fuerte, enérgico, que desborde de sus pasos.

Recuerda querido Sidio que las leyendas nos dicen adiós a los mortales, somos nosotros los que nos vamos, mientras ellos permanecen, ¡para siempre!

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