“Los numerosos estudios realizados en el campo de la reducción de los daños causados por el tabaquismo han atraído el interés de todo el mundo. La excelencia e independencia de nuestros investigadores, la atención a las metodologías y conclusiones y el fuerte impacto científico en la comunidad internacional nos permiten hoy garantizar la autoridad de nuestros estudios en todas las áreas de investigación”. Así lo afirmó el profesor Riccardo Polosa, fundador del CoEHAR, centro de excelencia de la Universidad de Catania, en respuesta al estudio realizado por el Colegio Americano de Cardiología que puso de relieve los vínculos entre el “vapeo” y la insuficiencia cardíaca.
El centro de investigación para la reducción de los daños del tabaquismo de la Universidad de Catania cuenta con 12 proyectos de investigación científica internacionales sobre el uso de herramientas para reducir los daños del tabaquismo, más de 140 publicaciones científicas sobre el tema, un equipo de 90 científicos y más de 50 reuniones internacionales. y alrededor de 1000 investigadores de todo el mundo. Una actividad científica que no debe olvidarse y que ha contribuido fuertemente a la creciente explosión del interés turístico y empresarial de Estados Unidos, Asia y países europeos hacia la ciudad de Catania.
Gracias a los resultados de una reciente revisión sistemática realizada en el marco del proyecto “In Silico Science”, coordinado por la Dra. Renée O’Leary, investigadora canadiense perteneciente al CoEHAR, se ha demostrado que los cigarrillos electrónicos no aumentan los riesgos cardiovasculares. .
“El estudio evaluó la evidencia de investigaciones clínicas realizadas en una muestra de fumadores del mundo real, incluidos 25 estudios que involucraron a un total de 1,810 participantes fumadores. Además, los investigadores evaluaron datos de dos estudios clínicos que muestran que el uso de cigarrillos electrónicos traería algunos beneficios: Los participantes con hipertensión, de hecho, experimentaron una reducción clínicamente significativa de la presión arterial sistólica después de un año de uso del cigarrillo electrónico. Además, 8 estudios agudos no han encontrado ningún aumento significativo con los cigarrillos electrónicos”, se lee en la nota.
Respondiendo a lo destacado por el estudio realizado por el Colegio Americano de Cardiología, el profesor Riccardo Polosa explicó: “En primer lugar, esta noticia de importancia mundial deriva de un resumen presentado en una conferencia y no de un artículo revisado por pares. Nadie pudo ver los detalles del estudio, lo que hace que su divulgación a la prensa no sólo sea poco ética, sino también cínica, aunque esta práctica es típica de las organizaciones sanitarias estadounidenses en conferencias patrocinadas por compañías farmacéuticas. El diseño del estudio nos permite especular sobre las posibles causas de la asociación, pero no establecer un vínculo causal claro”.
“La mayoría de los participantes en el estudio del American College eran exfumadores. Esto hace que sea extremadamente difícil distinguir el efecto de vapear del de fumar. Aunque se necesitan más estudios, se puede decir que para algunas categorías de pacientes que padecen enfermedades particulares patologías y que no pueden dejar de fumar por sí solos, la transición del consumo de cigarrillos convencionales al uso de productos sin combustión conduce a una reducción significativa de los daños relacionados con el tabaquismo”, concluye la nota.
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