S&P confirma la calificación de Italia: BBB con perspectiva estable

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Como se esperaba la víspera, la nueva temporada de calificaciones de la deuda italiana comienza también con una confirmación: la primera fue S&P Global Ratings, que el viernes por la noche confirmó la calificación triple B con perspectiva estable, en línea con las decisiones del pasado otoño.

La deuda está aumentando

En comparación con hace unos meses, la perspectiva de la deuda ha cambiado: ahora se considera que su relación con el PIB aumentará 2,5 puntos porcentuales entre este año y los dos próximos. Pero el descenso de los últimos tres años, que redujo el peso del déficit en 17,6 puntos porcentuales con respecto a los picos de 2020, fue decididamente más rápido que cualquier previsión, debido también a la enésima revisión al alza del producto bruto italiano realizada por el ‘ Istat en marzo; y el cambio de rumbo que se espera ahora, antes de volver a la senda descendente a partir de 2027 y luego de forma más decisiva a partir del año siguiente, es fruto del pasado, que deja en este trienio un legado de deuda de más de 40 mil millones para el uso del monto de los créditos fiscales generados por las bonificaciones de construcción.

Perspectivas de crecimiento

Lo que decide las perspectivas es sobre todo el ritmo de crecimiento italiano, que no es muy ilusionante pero se mantiene en torno al 1% anual y puede beneficiarse de un Pnrr que ya ha alcanzado la fase de gasto real tras una larga gestación de licitaciones y proyectos. Todo se desarrolla, pues, en un escenario suspendido por las numerosas incógnitas internacionales, que aconsejan a los evaluadores internacionales no dar el golpe, y por un marco de reglas fiscales comunitarias aún en definición en sus aspectos operativos cruciales.

El partido con Bruselas

El limbo de las cuentas públicas, certificado por el Documento Económico y Financiero que acaba de aprobar el Gobierno, limitándose a la legislación vigente sin aventurarse a hipótesis de nuevas intervenciones de política económica, está destinado a terminar realmente en septiembre; cuando Italia tendrá que revelar sus cartas y acordar con la Comisión de la UE el primer plan fiscal estructural, es decir, el plan de pago de la deuda en un horizonte de siete años previsto por la reforma del Pacto de Estabilidad. Allí empezarán a quedar realmente claros los próximos pasos para las finanzas públicas y las verdaderas palancas en manos del Gobierno para reactivar el crecimiento esencial para mantener a raya la deuda pública. Los verdaderos juicios se conocerán de cerca en la ronda de ratings de otoño. Mientras tanto, el calendario muestra las próximas citas como el 26 de abril con Dbrs (BBB-high con perspectiva estable), el 3 de mayo con Fitch (BBB, perspectiva estable) y el 31 de mayo con Moody’s (Baa3 con perspectiva estable).

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