Iuventa docet. Es oficial: no hay taxis marítimos ni ONG amigas de los traficantes

Iuventa docet. Es oficial: no hay taxis marítimos ni ONG amigas de los traficantes
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Los taxis marítimos nunca existieron. Y la sentencia del juez de instrucción de Trapani de “no proceder” para los acusados ​​en el proceso de Iuventa lo confirma. Tras la petición de la propia Fiscalía de Trapani y una investigación que costó alrededor de 3 millones de euros, el Tribunal de la capital siciliana lo escribió hoy en blanco y negro: nada de complicidad con la inmigración ilegal para los 4 tripulantes del barco de la ONG alemana Jugend Rettet y otras 17 personas investigadas en el caso del barco humanitario. “Una odisea de siete años – explican desde Iuventa – que, después de dos años y más de 40 audiencias preliminares, se confirma como el proceso más largo, más caro y más grande contra las ONG de búsqueda y salvamento, un ejemplo emblemático del gran esfuerzo realizado por las autoridades criminalizar la migración”.

Corría el año 2017 cuando las organizaciones humanitarias fueron acusadas por los fiscales de Trapani de haber llegado a acuerdos con traficantes de personas y de no haber prestado asistencia a los refugiados sino de haber actuado como “taxis marítimos” para ellos, trasladándolos desde los barcos libios a los que entonces se les permitiría regresar sin ser molestados. Según la acusación, la tripulación había embarcado en realidad a inmigrantes que no corrían realmente peligro, en ununa especie de intercambio ilícito que habría permitido a los contrabandistas entregar a los inmigrantes a las ONG y luego regresar sin ser molestados. Una tesis reflexiva, sustentada en varias ocasiones en el proceso en el que también fue parte civil el Ministerio del Interior, que ahora se remite a la decisión del Trapani Gup.

Una frase bienvenida por la ONG, aunque agridulce porque “es el resultado de una investigación defectuosa impulsada por motivaciones políticas”, acusa Sascha Girke, miembro de la tripulación. “Miles de personas todavía murieron en el Mediterráneo o fueron devueltas a la fuerza a Libia, devastada por la guerra. Mientras tanto, nuestro barco se pudrió mientras nosotros seguíamos envueltos en un proceso que duraba años, en un intento de obstaculizar y difamar a la sociedad civil. flota de salvamento marítimo, se han desperdiciado fondos públicos por valor de aproximadamente 3 millones de euros. Nuestro caso es un claro símbolo de las estrategias que los gobiernos europeos implementan para impedir que las personas lleguen a un lugar seguro, provocando y normalizando la muerte de miles de personas”.

El caso Iuventa, insiste la ONG alemana, “marcó el inicio de una campaña difamatoria encaminada a legitimar la represión contra la sociedad civil que realiza rescates en el mar. El carácter político del caso quedó puesto de relieve, entre otras cosas, por el hecho de que el Ministerio de Asuntos Exteriores Interior se convirtió en parte civil en el juicio. Como prueba de que las acusaciones eran infundadas desde el principio, el propio fiscal, tras años de insistencia, solicitó el pasado 28 de febrero que se prohibiera a los acusados ​​proceder durante las conclusiones del juicio. enjuiciamiento”. Por eso, para evitar que se repita un nuevo caso Iuventa, la tripulación ha pedido que se suprima la normativa que penaliza la facilitación de la migración a través del ‘paquete de facilitadores’ europeo y el artículo 12 de la ley consolidada sobre la inmigración italiana, que permiten y fomentan la criminalización de la solidaridad entre y hacia las personas en movimiento, “poniendo en peligro – dice la ONG – los derechos fundamentales”. Solidaridad que no ha cesado en los últimos siete años. Y ni siquiera hoy en el Tribunal de Trapani, donde decenas de voluntarios de ONG implicadas en el rescate de inmigrantes y ciudadanos de Trapani acogieron la sentencia absolutoria con cánticos y aplausos.

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