La casa como punto de partida para cambiar de vida, un nuevo proyecto en Treviso

La casa como punto de partida para cambiar de vida, un nuevo proyecto en Treviso
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El psicólogo estadounidense Abraham Maslow lo había teorizado ya a mediados de los años cincuenta: la autorrealización es la punta de una pirámide que parte de lejos, es decir, de la satisfacción de las necesidades fisiológicas; Como ocurre con cualquier pirámide, no es posible llegar a la cima sin empezar desde la base y subir paso a paso.

Y es precisamente de estas necesidades primarias de donde parte también el modelo Vivienda primero, activado a escala nacional en decenas de ciudades y lanzado en marzo de 2021 por el Ayuntamiento de Treviso, confiándolo a la cooperativa La Esse, con financiación de “Dom Veneto”. . Vivienda primer modelo de la Región del Véneto” (aviso 4/2016 Pon Inclusione – Po i fead). La idea es que ofrecer una solución habitacional estable pueda facilitar la activación personal de quienes se encuentran en un momento de dificultad en la vida y, en consecuencia, el proyecto se configura como una solución posible y concreta contra la grave marginación de los adultos.

Estos días se habla mucho en Treviso del tema de la vivienda, elogiada por muchos como un derecho humano inalienable, pero al mismo tiempo – como lo demuestran los últimos desalojos – no siempre está garantizada. El proyecto Housing First puede aportar algunas reflexiones importantes sobre el tema, ya que en la ciudad se trata de seis personas – tres hombres y tres mujeres – identificadas en 2021 por el Nuevo Servicio de Emergencia o por los servicios sociales locales con problemas relacionados con la vivienda, es decir, personas que durmieron en la calle o en dormitorios, o en alojamientos comunitarios o que abandonaron estructuras protegidas al final de su viaje, y que fueron acogidos en dos alojamientos propiedad del Ayuntamiento de Treviso. Con el modelo Housing First partimos del hogar para ofrecer, gracias a los trabajadores sociales y educadores de la cooperativa La Esse, un apoyo flexible, constante y especializado orientado a desarrollar un plan individualizado, enfocado a las necesidades que han surgido de cada uno de ellos. , pero sin obligar ni forzar ningún tipo de acción. Por ejemplo, las personas no fueron obligadas a buscar trabajo o solicitar visitas médicas por problemas de salud. No se trata, por tanto, de controlar la vida de las seis personas implicadas, sino de facilitar su análisis de las necesidades individuales y activar redes y conexiones entre sujetos, institucionales o no, para construir las respuestas buscadas por cada individuo. En este sentido el beneficiario asume un papel totalmente activo en su propio viaje y así, además de responsabilizarse gracias a la posesión de las llaves de la casa y todo lo que ésta conlleva, así como al compartir espacios de convivencia con otras personas que no se conocen, con diferentes habilidades de gestión doméstica, por ejemplo, las seis personas pueden concentrarse cada una en muchos otros aspectos de la vida, que van más allá de la vida cotidiana, dónde ir a dormir o comer o lavar la ropa.

Hasta la fecha, todos tienen un médico de cabecera, algunos tratan problemas de salud hasta entonces descuidados y cinco de cada seis tienen un trabajo estable (el sexto, sin embargo, ya ha alcanzado la edad de jubilación). La construcción de la autonomía es un camino lento porque no trabaja en la gestión de emergencias y, por tanto, permite una planificación de largo plazo; de vivir la autonomía, por tanto, a la realización personal en el ámbito laboral, en la salud, en las relaciones, en la familia y en el sentido personal en sentido amplio. “Una de las personas acogidas en el proyecto, por ejemplo, empezó hace poco a trabajar en sus deseos – explican los educadores de la cooperativa La Esse -. Finalmente pudo hacer esa transición de la satisfacción de las necesidades primarias de emergencia a la formulación de esperanzas reales y, por tanto, trabajar en el futuro. Esto es gracias a un camino de recuperación de habilidades y competencias personales que, a largo plazo, transforman al individuo de un mero usuario de servicios de atención de emergencia a un ciudadano activo, parte integral de la comunidad. Pero cada uno tiene sus tiempos y, como siempre cuando se trata de la autorrealización, todavía queda mucho trabajo por hacer.”

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