Por Fabio Massa
Mamá, qué mordiente es Carmela Rozza. No hay ningún evento relacionado con la vivienda social en el que no se involucre, gracias a su papel de concejal regional de la oposición y ex concejal del Ayuntamiento de Milán. Y hasta ahora, es legítimo y está en su derecho. El problema es otro. El problema es que la honestidad intelectual requeriría que cuando haya un problema (¡y Dios sabe que hay muchos problemas!), se saque a la luz, y cuando haya algo bueno y correcto, se deban felicitar. Resulta que en via Russoli, en la zona sur de Milán, Aler remodela las torres, realizando una obra que realmente puede cambiar la cara del barrio. Solo mira las fotos de antes y después: son impresionantes. Aler por aquí, Cap Holding por allá, distintos actores a sólo una calle de distancia, están haciendo de todo el barrio un lugar muy habitable. ¿Aplausos para todos? Sí, efectivamente aplausos para todos, sin mirar a derecha ni a izquierda.
Pero no, no son aplausos para todos. Porque Carmela Rozza emite un comunicado en el que, textualmente, dice que “el proyecto se desarrolló sólo gracias a la voluntad de los ciudadanos, del Comité de Autogestión y del Comité de los habitantes del barrio llamado ‘Le sciure'”. En la narrativa de Rozza no hubo colaboración entre Aler y la autogestión, como en realidad sí la hubo. No: todas las cosas positivas las hicieron los ciudadanos. ¿Y las oficinas y los empleados de Aler, y las empresas constructoras, y los funcionarios, y quién puso el dinero en ellos? Son todos idiotas: hicieron todo mal. Evidentemente se trata de atacar a la Región, que – según Rozza – “dice estar orgullosa del trabajo”, por lo que “no tiene ningún mérito”. En definitiva, el juego de siempre. Sin embargo, esto ha cansado en gran medida a los barrios populares, que también en Milán tienen una de las tasas de abstención más altas en las elecciones. Un buen remedio por parte de los políticos tal vez sería evitar el teatro. Porque cuando hay que alabar, se puede alabar, no es pecado. O si realmente no puedes hacerlo, quédate en silencio: quedarás mejor.
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