Medio ambiente vendido”, segundo acto de Riva y Vendola

Fueron encendidos esta mañana en la sala búnker del antiguo cuartel general de la Tribunal de Apelación del barrio Pablo VI, los focos del segundo acto de la procesión”Entorno subvendido”, con la desastrosa contaminación industrial de Taranto en el centro. En el Tribunal de Apelaciones, presidido por el juez Antonio Del Coco, ha comenzado la primera audiencia de nivel de apelación para los presuntos responsables del desastre ambiental de la capital jónica. En primera fila están los industriales de Riva, antiguos propietarios de la gigantesca fábrica de acero situada con sus inquietantes chimeneas y los temidos departamentos de la zona caliente, bajo llave desde julio de 2012, en las afueras de la ciudad, a un paso del Casas en el barrio Tambores. Pero también el ex gobernador de Apulia, Nichi Vendola (ausente en la Cámara), que aspira al segundo grado para borrar la pesada mancha en su camino que representa la pena de prisión de tres años y medio por complicidad en extorsión.

Veintiséis condenas en total, para un total de casi tres siglos, decretadas en primera instancia y que pasarán ahora bajo la lupa de la nueva batalla en los tribunales. Se utilizaron unas 500 carpetas para contener los documentos de la audiencia, que en primera instancia se desarrolló a lo largo de 330 audiencias. Una imponente masa de documentos para los cuales fue necesario equipar un camión para trasladarlos a las dependencias judiciales de la Corte de Apelaciones. Cifras récord que siempre han acompañado el procedimiento con el objetivo centrado en los humos industriales, el polvo y los venenos vertidos en Taranto. Una afirmación que se aplica también al decreto de apelación firmado por el presidente Del Coco. Un documento de 43 páginas en el que, además de la larga lista de imputados, 39 y tres empresas, aparece una larguísima lista de partes civiles, más de mil, y los miembros del gran equipo de la defensa. Partimos de la sentencia con la que, en primera instancia, el Tribunal de lo Penal, presidido por la jueza Stefania D’Errico, junto con la jueza Fulvia Misserini, impuso sentencias ejemplares a industriales y directivos de grandes industrias reconocidos como responsables de la grave contaminación de la ciudad. .

Un veredicto de 83 páginas, cuya lectura requirió más de dos horas. Entre las condenas que resonaron aquel día en el Aula Magna de la Escuela Naval de San Vito, destacan las de veintidós años de prisión para Fabio Riva, veinte años para su hermano Nicola y veintiún años para Luigi Capogrosso, el ex director de una planta que alguna vez fue el orgullo de la industria siderúrgica nacional y desclasificada, desde hace más de una década, como una emergencia italiana en la búsqueda desesperada de una solución creíble. Entre las penas más graves, pues, se encuentra también la pena de veintiún años de prisión impuesta a Girolamo Archinà, ex responsable de relaciones institucionales del grupo Riva, cuya figura fue esbozada por los investigadores y jueces en la sentencia de 3.700 páginas, así de una especie de eminencia gris de los antiguos propietarios de la fábrica y directores de las relaciones establecidas por la gran industria con la política y más allá.

Los potentes golpes de aquella sentencia de hace dos años, de hecho, han producido profundas heridas no sólo en la cúpula del grupo industrial italiano más importante y propietario, precisamente en Taranto, del mayor centro siderúrgico de Europa. Pero también a un rostro simbólico de la política y de la izquierda italiana, como Nichi Vendola, ex presidente de la región de Apulia condenado por extorsión agravada. Una acusación que Vendola siempre ha rechazado con desdén. El ex gobernador, al igual que el ex presidente de la provincia de Taranto, Gianni Florido (en la Cámara), condenado a tres años, y los demás políticos incluidos entre los acusados, fueron condenados en primera instancia acusados ​​de haber actuado junto a ese gran La industria gestionaba, en opinión de la Fiscalía, de forma “criminal”. Un grave desafío compartido, en primera instancia, por el Tribunal de lo Penal, como lo demuestran las duras sentencias.

Un veredicto que la defensa de los empresarios y de los políticos pretende ahora anular en la segunda vuelta del juicio que comenzará esta mañana, casi doce años después de la tormenta judicial que azotó al gigante siderúrgico con detenciones e incautaciones de acerías, hornos de coque y altos hornos. Plantas señaladas como fuente de “enfermedades y muertes” que, sin embargo, no han cesado ni un día desde entonces.

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