«¿Don Gerardo? Él guiará a Florencia del lado de los necesitados”

«¿Don Gerardo? Él guiará a Florencia del lado de los necesitados”
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Hay una nueva luz que ilumina la diócesis de Florencia, indicada por el Papa Francisco y anunciada por el cardenal saliente, el cardenal Giuseppe Betori. Es don Gherardo Gambelli, de 54 años, nuevo arzobispo de Florencia, quien tendrá la tarea de guiar a la comunidad católica de la diócesis toscana en los grandes desafíos de nuestro tiempo. En la catedral de Santa María dei Fiori los fieles le reciben con largos aplausos tras su nombramiento, recientemente revelado pero largamente esperado.

Don Gherardo, que regresó a Florencia en 2022 como párroco de la Madonna della Tosse y capellán de la prisión florentina de Sollicciano, después de una larga misión en Chad, vivió durante 11 años junto al pueblo chadiano, ahora al límite de sus fuerzas. atormentados por los enfrentamientos por el control de las tierras y otros fratricidios, entre las comunidades de las aproximadamente 200 etnias presentes en el país, pero también por el hambre que afecta a 970 mil personas que padecen una grave inseguridad alimentaria. Un contexto, el del Chad donde vivió el misionero, hoy agravado por la guerra entre Rusia y Ucrania y la consiguiente escasez de suministros de cereales y fertilizantes. En esa parte del mundo, además de su compromiso pastoral como sacerdote, también fue capellán en la prisión de Yamena. Una mirada, la suya, dirigida a los últimos, a los descartados, como la del Papa Francisco, desde el inicio de su pontificado, una mirada fraterna.

Don Vincenzo Russo, ex capellán durante 20 años de la prisión de Solliciano y presidente de la Ópera Madonnina del Grappa, acoge con alegría y esperanza el nombramiento del nuevo arzobispo de Florencia y su antiguo compañero de seminario y lo describe así: «Aprendí la noticia del nombramiento de don Gherardo es de gran alegría y esperanza, porque creo que es una persona que tiene un correcto sentido de vida espiritual y cristiana, cercana a los más necesitados, a los invisibles de nuestro tiempo. Don Gherardo es una persona libre de todos esos andamios que a veces impiden a la Iglesia vivir plenamente el Evangelio. Su mirada se dirige a los que sufren, a los descartados, a los pobres, a la humanidad olvidada. Su actitud hacia los reclusos de la prisión de Solliciano es la de un hermano, manso y humilde, sincero, que sabe escuchar el sufrimiento de las personas. El Evangelio es contacto, es relación y el obispo debe ser quien dialoge, también con los sacerdotes, para eliminar ese sentimiento de soledad que a menudo sentimos”, explica don Vincenzo. «El hecho de que haya tenido una gran experiencia en África y dentro de las cárceles, tanto allí como también en Florencia, donde es capellán, le permitirá ciertamente vivir su misión de guía para todos nosotros, con el profundo conocimiento de ese drama que afecta hoy a millones de seres humanos. El nombramiento de Don Gherardo está en perfecta sintonía con el pensamiento del Papa Francisco. La de Don Gherardo no es una Iglesia jerarquizada, sino una Iglesia cercana a la vida de los pobres, que parte de ellos, como nos enseñó Jesús. Sólo así nos volvemos verdaderamente creíbles”, concluye don Vincenzo Russo.

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