Catania, Sammartino tuvo “ansiedad” y fue a cazar insectos

18 de abril de 2024, 06:53

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PALERMO – Sabía que lo estaban investigando en otra investigación por la que luego acabó procesado. Lucas Sammartino temía ser interceptado. El diputado regional de la Liga pidió ayuda a dos policías para encontrar los errores en su secretaría política. No sólo eso: habría obtuvo información sobre las investigaciones que le conciernen.

Sus relaciones con los militares, según la fiscalía de Catania, desembocaron en un pacto corrupto. Se reconstruyen en la orden de prisión preventiva con la que el juez de instrucción suspendió de sus cargos públicos al ahora exvicepresidente de la Región y concejal de Agricultura -dimitió ayer- durante un año.

La fuente de la noticia habría sido el teniente Antonio Cunsolo, que sirvió en la sección de policía judicial de la fiscalía del Etna y ahora está jubilado: “Cuando hay determinados procesos, como en su caso en el que usted es un elemento destacado, todos vienen al magistrado que los atendió ¿no? Ahora como ahí está el que están por cerrar, él lo tiene ahí, listo para cerrarlo”.

“Pero para terminar, ¿qué significa eso de que recibiré el aviso de garantía?”, preguntó Sammartino. “Archivado, no, no te llegará nada”, le aseguró el policía. No está claro a qué se refería, ya que luego terminó en juicio.

A través de Cunsolo el diputado regional habría enviado dinero a Antonio Battiato, aún en funciones en la Fiscalía. Necesitaba una ayuda inusual: encontrar y silenciar cualquier micrófono colocado en la secretaría política.

La oficina en via Gabriele D’Annunzio estuvo cerrada por las vacaciones de agosto de 2019 y Sammartino temía que los investigadores se hubieran aprovechado de ello para plantar los bichos. No se equivocó y la nueva investigación lo confirma. Battiato apareció con un detector de frecuencia. No podía imaginar que los investigadores hubieran activado el “sistema antilimpieza”.

Y en las cintas magnéticas quedaron impresas frases inequívocas: “Esta es su habitación, siempre pasa esa frecuencia por aquí”; “Me lo da aquí por esta pared y listo, pero no hay nada, si había algo aquí ya se podía ver a simple vista”;

Y otra vez: “¿Intentamos mover esto un poco? Pero no creo que en este momento se debería haber visto, un cable, una conexión, algo, tienen que llevarle la energía”. “De todos modos, estamos seguros de que no pasa nada, ¿verdad?”; “Sí, sí, está bien”. Habían estado jugueteando con los equipos electrónicos durante mucho tiempo, según se desprende de la orden cautelar.

“¿Lo hiciste o no? No, lo olvidaste.” preguntó el político dos días después. El policía le tranquilizó: “No, pensé que había sido claro, te envié un mensaje para hacerte entender que lo había hecho el miércoles”. “Estoy aquí porque tenía una ansiedad que me come viva”, añadió el político. Lo que pagó: “¿500?… ¿200?”; “No, 200… qué 500… es un buen tipo”.

La pureza de las chinches no desapareció. Fue necesario un nuevo chequeo de Cunsolo: “Desmontamos todo, siempre hay un punto de interferencia, pero desmantelamos el panel”. Mientras el policía estaba allí pidió más dinero: “Tengo que darle los 200 euros”. Sammartino. “Espera, conseguiré el dinero”.

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18 de abril de 2024, 06:53

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