Invitado especial ayer (martes) en la compañía «Albertengo Panettoni». La planta de Torre San Giorgio fue visitada por Massimo Bauducco, empresario brasileño y “rey del panettone” en Sudamérica. Bauducco, en sus cinco fábricas en Sao Paulo y el resto de Brasil, de hecho, produce más de 100 millones de panettone al año. De hecho, es el mayor productor de postre milanés del mundo.
«Nos conocemos desde hace algunos años – dice Massimo Albertengo, propietario de la empresa Torre San Giorgio, pero es la primera vez que tengo el honor de recibirlo en mi oficina y en la fábrica. La familia Bauducco es originaria de Piamonte. El abuelo Carlo había abandonado Turín después de la guerra, a finales de los años 40, en busca de fortuna en América del Sur. Carlo abrió su primera tienda, la “Doceria Bauducco”, en Bras, el barrio obrero de San Paolo. Y en 1966 pasó la empresa a manos de su único hijo, Luigi. A este último le sucedió su hijo Massimo, que hoy dirige un gigante de la confitería compuesto por cinco fábricas y más de 250 puntos de venta”.
«Fue mi abuelo – dice Bauducco – quien trajo la receta del panettone a Brasil, y hoy continuamos esa tradición». Aunque nació en Brasil, Massimo Bauducco está muy apegado a sus orígenes: «Papá y abuelo – dice – siempre me hablaban del Piamonte y me llevaban a Turín cuando podían. Es una tierra magnífica, que permanece en mi corazón, y aún hoy no puedo evitar regresar al menos una vez al año.”
«Bauducco es un amigo – continúa Albertengo – y estoy feliz de darle hospitalidad y hacerle conocer nuestro territorio. Hace números vertiginosos con el panettone, pero fue interesante para ambos intercambiar opiniones y puntos de vista sobre la producción. Sus elogios hacia nuestros empleados y la pasión y el cuidado que ponen en su trabajo me enorgullecieron. Elogió la calidad del producto y la atención al detalle. Creo que son la clave del éxito de muchas empresas piamontesas.”
Los dos empresarios intercambiaron algunos volúmenes sobre sus empresas y la promesa de reencontrarse. «Esta vez en Brasil – concluye Albertengo – tengo muchas ganas de visitar su empresa, que, según me han dicho, es tecnológicamente punta. Quizás sean cosas “de otro mundo”, pero estoy seguro de que encontraré algunos vínculos con el Piamonte también en su fábrica de San Paolo”.
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