Nápoles – Teatro San Carlo: La Mona Lisa

Nápoles – Teatro San Carlo: La Mona Lisa
Descriptive text here

La Gioconda era una obra de repertorio, procedente de la Arena de Verona, y la cronología del San Carlo la muestra con dos o incluso tres representaciones por década desde los años 40 hasta 1977, desde que se perdieron vestigios en Nápoles. Un olvido injusto para una obra que, a su manera, es única en el repertorio italiano y que ahora está recuperando repentinamente popularidad.

Incluso para Anna Netrebko y Jonas Kaufmann es Mona Lisa sin parar, ya que pocos días después de debutar en sus respectivos papeles en Salzburgo retomaron la ópera en Nápoles, trayendo sorprendentemente consigo a Eve Maud Hubeaux en el papel de Laura en lugar de la esperada Anita Rachvelishvili. Nueva entrada en cambio para Ludovic Tezier, el malvado Barnaba.

Con ellos se alternarán Lianna Haroutounian, Angelo Villari, Anna Maria Chiuri y Ernesto Petti para un ciclo total de siete funciones y una serie de entradas agotadas anunciadas hace tiempo.

Como en la mejor tradición de las prima donnas, Anna Netrebko está rodeada de admiradores y algunos detractores en permanente servicio. Quienes podrán deducir todo lo que quieran pero no les afecta la presencia escénica de un magnetismo raro, con una voz de volumen y proyección envidiables, y el mérito de no depender nunca de la rutina del oficio, sino de esculpir un personaje con bien. -fraseo definido y acentos estudiados y explorados. Más aún con Gioconda, que de momento se acerca particularmente a su timbre oscurecido, y le permite hacer incursiones en las zonas serias (como en “Suicide”) utilizando también el registro de pecho pero sin tonos cavernosos. Por otro lado, este es un papel que se desarrolla principalmente en el área central, y es allí donde Netrebko todavía exhibe una voz intensa y robusta, lista para todas las excursiones dinámicas.

En las medias voces el control ya no es férreo y no faltan sonidos borrosos (“Enzo adorato” podría haber sido mejor), pero como prueba de que el registro más lírico sigue presente está la magnífica dirección de canto al final de el primer acto junto a Cieca así como la invocación a su madre tras salvar a Laura.
Además, todos los planos del personaje con cambios repentinos de humor y descaradas manifestaciones de sentimientos (el inolvidable “¡E siempre Laura!”) están interpretados con un temperamento casi cinematográfico, hasta un cuarto acto en el que ella es la dominadora absoluta. Aquí no pierde ninguna nota y encuentra incluso colores nuevos, desde el recitativo de entrada hasta el final donde también realiza la coloratura con precisión. En definitiva, una gran actuación para un papel que le sienta muy bien al Netrebko de 2024.

Los tonos heroicos y sonoros solicitados por Enzo Grimaldo requirieron esfuerzo Jonás Kaufmann, en una mala noche si se tiene en cuenta su valor y recordando que hace sólo un año Siegmund estuvo excelente en el San Carlo. Esta vez, sin embargo, hubo demasiadas renuncias vocales, el apoyo fue a veces precario, el cansancio fue a menudo perceptible. Por supuesto, un artista como él volcado en la introspección (al máximo en un personaje bastante monolítico como Enzo) sale con inteligencia y técnica, por lo que “Cielo e mar” no dejaba de ser un momento de implicación. Sin embargo, en general, el tenor no encontró el punto focal de su actuación y es innegable que lo hemos visto en veladas más felices.

Barnaba es quizás el verdadero coprotagonista de la obra, y Ludovic Tezier el lo logró. Con voz firme y poderosa con acentos oscuros, “O monument” es glacial en su dicción muy clara, casi una declaración de malas intenciones, cada palabra como un látigo. Ahora insinuante, ahora fríamente pérfido, Tezier nunca se ha pasado de la raya, construyendo así una figura aún más penetrante en su negatividad.

Sello brillante, Eva Maud Hubeaux era una Laura convincente, con una línea vocal elegante y la justa nobleza de carácter incluso en los tensos duetos con la protagonista. Kseniia Nikolaievacon un maquillaje eficaz pero tan excesivo que casi resultaba de horror, era una ciega de gran importancia con un terciopelo contraltico muy respetable, de tonos cálidos y moteados, de expresividad natural.

Alvise tiene su gran escena al inicio del tercer acto, aquí apoyada por un montaje escénico muy bello por su sencillez. Alexander Köpeczi es un digno protagonista y esculpe su carácter con voces sólidas y acentos estentóreos. Excelente Zuane, así como Cantore y Plota, Lorenzo Mazzucchelliasí como él no se ahorró Roberto Covatta (Isèpo) y recordemos de nuevo Giuseppe Todisco (Barnabotto).

Entre gente y marineros, monjes y damas, en el escenario o fuera del escenario, el Coro tiene un papel importante en este trabajo y el equipo de San Carlo lo desempeñó muy bien, confirmando la excelente relación con el director Fabricio Cassi. Igualmente preciso y digno de elogio Coro de Teatro Infantil dirigido por Stefania Rinaldi.
En el podio un director de renombre como Pinchas Steinbergquien dirigió laOrquesta de San Carlos, que sólo merece elogios distribuidos en todas las secciones, desde las sinuosas cuerdas hasta los evocadores instrumentos de viento y los metales bien controlados. Steinberg siguió la cantabilidad de la partitura con flexibilidad y un rigor casi clásico, siempre claro y elegante en los resultados. Quizás lo único que faltaba era ese drama ardiente que es uno de los rasgos distintivos de la partitura, parcialmente desligado de las pasiones acaloradas en el escenario.

La dirección de roman gilbert Ella fue clara al explicar la intrincada historia. Las atmósferas creadas por las luces son oscuras. Valerio Tiberi y marcado por los colores neutros de las escenas Étienne Pluss, de severa monumentalidad. Un espectáculo lineal para una historia enredada, muy apreciado por el público y agradable de seguir. Aquí y allá ha habido demasiado simbolismo y algunos trucos intrusivos, pero son pequeñas cosas, como el omnipresente Isèpo-Arlequín que acompaña a Barnaba o los demasiados artistas callejeros (todos muy buenos en su tarea) que han tomado el lugar de Furlana. La Danza de las Horas tenía en cambio una elegante coreografía de máscaras, creada por Vicente Chailletque nos dio el placer de ver los excelentes elementos del compañía de ballet de san carlo (bajo la guía de Clotida Voyer). Golpe final de teatro, cuando el fantasma de la ciega (casi en versión zombie) se le aparece al aterrorizado Barnaba. Los disfraces son hermosos cristian lacroixlas de los protagonistas son suntuosas, las de las masas son deliberadamente incoloras.

El teatro estaba abarrotado, el público tacaño con aplausos en el escenario abierto pero con entusiasmo final y una ovación especial para Anna Netrebko.

La reseña se refiere a la actuación del 10 de abril de 2024.

Bruno Tredicine

Tags:

PREV POSIBLES TRONADAS Y AGUACEROS DE NIEVE EN LOS APENINOS
NEXT Ferrarelle está contratando en Campania: el enlace para postularse