Maremosso saluda

Hoy Maremosso entra en puerto y echa anclas, después de casi tres años de navegación apasionada y turbulenta.
Preguntamos Hermann Melville Unas palabras prestadas, para saludar y agradecer a quienes nos han seguido a lo largo de los años.
De su inolvidable ballena blanca, Moby Dick, queremos tomar prestada una característica entre las que han distinguido a nuestra revista: la improbabilidad.
Es poco probable que una revista digital nazca dentro de una librería online y pueda contar tanto de qué se trata sucede en el mundo editorial.
Es poco probable que muchos autores del más alto nivel se turnan en una silla (o en un sillón de barbero) deseosos de contar su historia y compartir su mundo interior con todos.
Improbable poesía, cómic, ecología, ciencia y cocina encontrar espacio dentro de un mismo contenedor, pudiendo contar con intervenciones apasionadas y competentes, capaces de acercar temas de gran profundidad a todo tipo de lector.
Finalmente, es poco probable que una sección muy colorida y original pueda iniciar a los niños de hoy en día en la lectura y los libros. los lectores del mañana – ofreciendo al mismo tiempo a las madres y a los padres una herramienta para orientarse entre las numerosas y maravillosas innovaciones que la edición infantil ofrece cada día.
Sin embargo, a pesar de tal improbabilidad, Maremosso sucedió.

Hoy vivimos muchos sentimientos, pero sobre todo el corazón está lleno de gratitud porque Maremosso era.
Gratitud por tanto compartido, por las palabras escritas y las escuchadas.
Para el dibujoslos colores y los mapas que nos orientaron durante un navegación emocionantenunca predecible, lleno de encuentros y a veces de enfrentamientos, pero siempre respetuoso y animado por el deseo de hacerlo mejor.
Para el extraordinaria red de talentos y habilidades que han contribuido a hacer de este espacio editorial un verdadero puerto marítimo: abierto, ruidoso, atravesado por corrientes y ventilado por ráfagas de viento que cada día, desde muchos países, nos traían historias e ideas.
Y tal vez ni Magallanes ni Caboto hubieran logrado mucho si los vientos no hubieran hinchado las velas de sus barcos.
Nosotros, a nuestra pequeña manera, hemos experimentado vientos alisios, vientos del norte, vientos del suroeste y mistrales – ni siquiera un día de calma – siguiendo las corrientes de las historias.

Esas historias que, por suerte, no acaban nunca. Y los libros, al fin y al cabo, sólo nos lo recuerdan, junto con las buenas ideas que aportan para que cada uno de nosotros sea más consciente del mundo en el que vivimos y de las consecuencias de nuestras elecciones.
Aquí: hoy nos gusta pensar que quizás Maremosso no era un barco, sino más bien un sitio de construcción de ideas.
Y las ideas, como se sabe, son prueba de cierre.
Así que reunámonos en nuestra librería online, en medio de ese mar de libros más amplio, más rico y más profundo de lo que una revista jamás podrá dar cuenta.

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