“Dosis masivas de amoníaco en las galletas Oreo para volverlas negras”

“Dosis masivas de amoníaco en las galletas Oreo para volverlas negras”
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Dosis masivas de amoníaco en las galletas Oreo. El escándalo en el mundo de las galletas estalló en Holanda, donde se descubrió que la fábrica Ofi/Olam, ubicada en Koog-sur-le-Zaan, utiliza desde hace años amoníaco tóxico mezclado con granos de cacao para ennegrecer los famosos dulces. productos, que pertenecen a la multinacional Mondelez. Circunstancia agravante del asunto: el gobierno holandés habría tenido conocimiento de ello, al menos según informa el diario Noordhollands Dagblad, que llevó a cabo una larga investigación sobre el asunto. Las denuncias surgieron gracias a las revelaciones de un informante anónimo, quien decidió hablar después de años de presenciar estas prácticas.

Ante las críticas, la empresa de galletas se defendió alegando que el amoníaco provenía del procesamiento de los granos. “Ofi (Olám, educar) utiliza amoníaco como solución alcalinizante de algunos polvos de cacao para cambiar el color o el sabor del producto final”, admitió Eric Nederhand, director de la empresa. “Solo quedan unos pocos rastros de amoníaco en el producto final”, se defendió, especificando que su uso está registrado como aditivo alimentario en la ficha técnica de cada ingrediente. En realidad, la fábrica recurriría a la adición artificial y en grandes cantidades de la sustancia con un único fin: obtener un color próximo al El negro característico de las Oreo, una tonalidad que se aleja del clásico marrón típico del chocolate, aunque sí de tipo oscuro.

La noticia no es nueva, dado que las emisiones de amoníaco de Ofi/Olam han sido denunciadas durante años por los vecinos de la fábrica y por activistas medioambientales preocupados por las consecuencias para la salud del uso masivo de esta sustancia. Las emisiones de amoníaco, junto con las emisiones de nitrógeno derivadas sobre todo de la agricultura intensiva, constituyen uno de los principales problemas de los Países Bajos, donde la contaminación del aire y del agua ya es considerada por los expertos como insostenible, hasta el punto de que el Gobierno encabezado por Mark Rutte ha elaborado un vasto plan para inducir a las industrias y granjas a cerrar sus puertas ante liquidaciones sustanciales.

De hecho, no se han proporcionado comentarios ni datos sobre la cantidad de amoníaco introducido, y mucho menos por Mondelez, propietario de otras marcas conocidas como Toblerone y Oro Saiwa. Ante las denuncias, la multinacional especializada en productos a base de cacao se limitó a afirmar que el empaque de las galletas menciona entre los ingredientes “carbonato de amonio”. “El uso de carbonato de amonio en los alimentos no afecta la calidad de los alimentos ni la seguridad del producto”, dijo Annick Verdegem, vocera de la empresa.

La acción opaca y peligrosa de la fábrica habría sido encubierta por la Agencia Holandesa de Medio Ambiente, que según la fuente, a sabiendas, guardó silencio sobre las prácticas vigentes sobre la base de solicitudes específicas. Quien denunció las maniobras, revelándolas al diario holandés, asegura que se trata de dosis masivas de amoníaco, muy superiores a las para las que fue diseñada la planta. “Nunca se ha invertido suficiente dinero para hacerlo correctamente”, dijo el informante, y continuó: “El amoníaco se escapa por todos los rincones y el hedor es enorme”. De las revelaciones surge, pues, una planta peligrosa ante todo para la salud de los trabajadores de la fábrica. Todo por mero interés económico. “¿El medio ambiente? A los ejecutivos de la empresa no les importa. Solo les importa que el cacao en polvo sea negro y cuánto obtienen de él”, denunció la fuente.

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