Lealtad a Israel para convertirse en alemán



Alemania levanta defensas contra el antisemitismo y la amenaza del Islam radical. Aunque débil debido a divisiones internas, el gobierno del Canciller Olaf Scholz ha logrado actuar con fuerza contra dos de los factores de la creciente polarización en un país que hoy enfrenta el riesgo de desintegración social.

La actuación del ejecutivo federal siguió dos líneas: reforma de la ley sobre la adquisición de la ciudadanía y simplificación drástica de las expulsiones de extranjeros que enaltecen el terrorismo yihadista. En este último caso, se trata de un proyecto de ley aprobado por el gobierno el 26 de junio, a propuesta de la Ministra del Interior, Nancy Faeser, que fue clara: «Ataquemos con dureza los crímenes de odio islamistas y antisemitas en Internet». En concreto, un comentario en la red que glorifique el terrorismo yihadista será suficiente para expulsar y deportar de Alemania al extranjero autor.

Por lo tanto, los intereses de seguridad prevalecen sobre el derecho a permanecer en territorio alemán, donde, como destacó Faeser, “no hay lugar para los islamistas que incitan al odio y que aún viven en la Edad de Piedra”. Esta represión contra el Islam radical va acompañada de una relajación en la adquisición de la ciudadanía alemana. El objetivo principal es facilitar la inmigración de trabajadores calificados, que Alemania necesita desesperadamente. Para ello, la legislación que entró en vigor ayer prevé que se podrá naturalizar después de cinco años de residencia en el país, y no de ocho como antes. Los tiempos se reducen a tres años en el caso de méritos especiales en la integración, desde el estudio hasta el voluntariado. Además, se introduce la doble ciudadanía, se simplifica la reunificación familiar y se crean facilidades para la generación de los “Gastarbeiter”, aquellos trabajadores inmigrantes, en particular de Italia y Turquía, que contribuyeron significativamente a la reconstrucción de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Como afirmó el Ministro de Justicia, Marco Buschmann, quien quiera mantenerse a costa del Estado, por ejemplo con ingresos de ciudadanía, no obtendrá un pasaporte alemán. La naturalización queda entonces explícitamente excluida para los antisemitas. Para ello, en la prueba de naturalización se incluyeron preguntas sobre el reconocimiento del derecho de Israel a existir. Los solicitantes también deben comprometerse a reconocer los valores de una sociedad liberal, democrática y abierta, así como la “especial responsabilidad histórica” ​​de Alemania por la dictadura nazi y sus consecuencias, “en particular para la protección del judaísmo”.

Mientras tanto, la existencia de judíos en Alemania parece cada vez más amenazada. En 2023, según la Oficina de Investigación e Información sobre el Antisemitismo (Rias), se cometieron 4.782 delitos contra judíos en territorio alemán, un aumento del 83% anual.

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