Rusia-Estados Unidos, el desafío entre submarinos nucleares en los mares cubanos. Aire de la Guerra Fría – Tiempo

Rusia-Estados Unidos, el desafío entre submarinos nucleares en los mares cubanos. Aire de la Guerra Fría – Tiempo
Rusia-Estados Unidos, el desafío entre submarinos nucleares en los mares cubanos. Aire de la Guerra Fría – Tiempo

Un equipo naval ruso ha llegado a Cuba para realizar ejercicios en el Mar Caribe, atrayendo la atención de Estados Unidos y sus aliados. El submarino de propulsión nuclear clase Los Ángeles, USS Helena, efectivamente llegó a Guantánamo, lo que indica una presencia estratégica en la región. El Comando Sur de Estados Unidos dijo que el submarino realizó una “visita de rutina al puerto” el jueves 14 de junio, durante su tránsito por la zona. Pero la llegada del USS Helena también se considera una demostración de fuerza en respuesta a la medida rusa.

La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, minimizó la importancia de los ejercicios rusos y dijo que no representaban una amenaza directa para Estados Unidos. La iniciativa rusa, con buques de guerra y un submarino de propulsión nuclear, llega apenas dos semanas después de que el presidente Joe Biden autorizara el uso de armas estadounidenses por parte de Kiev para ataques en territorio ruso, aumentando significativamente las tensiones entre Washington y Moscú. El Kremlin, al acercar sus barcos a las costas estadounidenses, quiso demostrar que todavía puede proyectar su poder a escala global y que cuenta con aliados como Cuba y Venezuela en la región atlántica. Washington respondió con prontitud, demostrando su capacidad para monitorear y reaccionar ante tales movimientos.

En este escenario, los submarinos juegan un papel crucial. Representan un elemento fundamental en la doctrina del “segundo ataque”, asegurando la capacidad de responder a un ataque nuclear. El USS Helena, con sus 12 tubos de lanzamiento de misiles Tomahawk, y el Kazan, un submarino ruso de clase Yasen con 63 misiles de crucero, incluidos los hipersónicos Zircons, son símbolos de esta capacidad de disuasión. Un posible conflicto total entre Estados Unidos y Rusia vería a estos submarinos como herramientas clave para ataques de larga distancia. Los misiles Tomahawk, con un alcance de 2.500 kilómetros, podrían alcanzar Moscú desde un submarino en el Adriático, lo que demuestra el alcance global de estas armas. Una vez más estamos en medio de la Guerra Fría.

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