Un equipo que nunca pierde

El jueves por la noche comienzan las semifinales de la Europa League, la segunda competición europea de fútbol masculino. Quedan dos equipos italianos todavía en liza: el Atalanta, que jugará el partido de ida en Francia, contra el Marsella, y la Roma, que se enfrentará en casa en el Estadio Olímpico al Bayer Leverkusen, que recientemente ganó por primera vez el campeonato alemán en su historia. Enfrentarse al Bayer Leverkusen este año era un gran problema para cualquiera, y lo será también para la Roma, por una razón muy concreta: todavía no ha perdido un partido esta temporada. Hasta este momento ha disputado 46 partidos de campeonato, Europa League y Copa de Alemania, ganando 38 y empatando 8. A partir del año 2000 nadie había conseguido algo así en los principales campeonatos europeos: anteriormente, en 2011-2012, la Juventus entrenada por Antonio Conte. Llevaba 43 partidos consecutivos sin perder nunca.

Históricamente, el Bayer Leverkusen nunca ha sido un equipo ganador y, de hecho, desde que en 2002 perdió sensacionalmente el campeonato en la última jornada y las finales de la Liga de Campeones y la Copa de Alemania en pocos días, empezó a ser ridiculizado con el sobrenombre de “Bayer Neverkusen” (un juego de palabras con nuncaque en inglés significa “nunca”, para decir que no habría nunca ganó grandes trofeos). Desde la llegada la pasada temporada del técnico español Xabi Alonso, de 42 años, esta retórica ha desaparecido. El Bayer Leverkusen se ha convertido en un equipo apasionante, que practica un fútbol moderno, espectacular y admirado en todo el mundo como ejemplo. Sobre todo, desde hace unos meses demuestra una capacidad excepcional para no perder nunca partidos, de una forma u otra.

Hay un dato que explica bien esta peculiaridad de la temporada del Leverkusen: hasta ahora ha marcado 15 goles en el tiempo añadido de la segunda parte, la última de un partido. Si se cuentan también los goles marcados tras el minuto 87, el total asciende a 21 en 46 partidos. Evidentemente el hecho de que el Leverkusen haya marcado muchos goles en general esta temporada (127, por tanto 2,76 de media por partido) ha aumentado la posibilidad de que algunos de ellos lleguen en los minutos finales, al igual que su forma de jugar particularmente intensa en todo momento. de los partidos. Quince goles después del noventa, sin embargo, son algo singular incluso para los grandes equipos, y para el Leverkusen es indicativo de la mentalidad y la conciencia que ha desarrollado el equipo.

La victoria en la Bundesliga (el campeonato alemán) fue excepcional no sólo porque era la primera vez para el Bayer Leverkusen, sino también porque el mismo equipo, el Bayern de Múnich, siempre había ganado durante once años en Alemania. Para completar la “temporada perfecta”, es decir, sin derrotas, el Leverkusen tendría que no perder hasta siete partidos más: tres de liga, la final de la Copa de Alemania contra el Kaiserslautern y luego las semifinales de la Europa League contra la Roma y la eventual final, que se jugará el 22 de mayo en Dublín, Irlanda.

Desde que ganó aritméticamente el título a falta de cinco jornadas para el final, el Leverkusen ha disputado dos partidos de liga. Ambos fueron inútiles para la clasificación, porque la victoria final no estaba en duda, y además contra dos fuertes rivales: el Borussia Dortmund, quinto en la clasificación y semifinalista de la Liga de Campeones, y el Stuttgart, actualmente tercero. A pesar de ello, el Bayer Leverkusen volvió a conseguir no perder, empatando en el minuto 97 contra el Dortmund y en el minuto 96 contra el Stuttgart (partido en el que perdió 2-0 y en el que el Stuttgart falló el 3er gol al menos en dos ocasiones -0 ).

En la Europa League, después de haber dominado el grupo con seis victorias en seis y 19 goles marcados, en octavos de final el Bayer Leverkusen se enfrentó al Qarabağ azerbaiyano, un equipo considerado mucho menos fuerte que el alemán. En la ida, en Azerbaiyán, el Leverkusen había remontado una desventaja de dos goles para marcar el 2-2 en el minuto 92 por mediación de Patrik Schick, delantero checo que jugó en la Roma entre 2017 y 2019. Schick demostró tener talento, pero casi siempre jugó por debajo de las expectativas y muchos decían que le faltaba “carácter”, es decir, la capacidad de ser incisivo en los momentos decisivos y de jugar bien incluso bajo presión. En el Bayer Leverkusen de este año, Schick se ha convertido en un jugador que a menudo decide el partido en los minutos finales.

El partido de vuelta contra Qarabağ fue incluso más excepcional que el de ida. Ya entonces el equipo azerbaiyano se adelantó por dos goles. En el minuto 72 el lateral holandés Jeremie Frimpong marcó el gol del 1-2, pero en el minuto 90 el Qarabağ seguía por delante y con ese resultado el Bayer Leverkusen habría quedado eliminado de la Europa League. Entre los minutos 93 y 97, sin embargo, Schick marcó dos goles, lo que permitió al Bayer ganar 3-2 y clasificarse para los cuartos de final (donde luego eliminó al West Ham).

En definitiva, a la Roma le resultará realmente difícil superar al Bayer Leverkusen en el doble partido (la vuelta se jugará en Alemania el 9 de mayo). Sin embargo, la Roma, como hizo el año pasado el Bayer Leverkusen con la incorporación de Xabi Alonso, se ha convertido en un equipo diferente desde que la entrena Daniele De Rossi, es decir, desde el pasado mes de enero.

En los últimos meses De Rossi ha cambiado mucho el juego de la Roma, haciéndolo más ofensivo y contemporáneo, y ha puesto a sus jugadores en condiciones de rendir al máximo. Desde su llegada, la Roma ha pasado del noveno al quinto puesto de la Serie A, mientras que en la Europa League eliminó primero al Feyenoord holandés, venciendo en los penaltis, y luego al Brighton inglés, gracias sobre todo al gran partido disputado en casa (ganó 4 -0), y finalmente el Milán, derrotado de forma sorprendente tanto en San Siro como en el Olímpico con actuaciones muy convincentes.

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