¡Espectáculo de Nadal en Madrid! Vence a De Miñaur y pasa a tercera ronda

Uno mas. Uno mas. Nadal no quiere salir de Madrid. Roma puede esperar, entonces no hablaremos de la jubilación. Y así Rafa, de casi 38 años, realizó una actuación clásica mezclada con su increíble mezcla de fuerza y ​​corazón y se deshizo de Alex De Miñaur en 2 horas y 2 minutos: 7-6 (6), 6-3 el increíble resultado. Y luego el lunes habrá otro baile para Rafa en este último baile madrileño, contra el argentino Cachin. Luego ya veremos, la salida de Tsitsipas invita a pensamientos dulces para acompañar el gin tonic. Pero poco a poco, cálmate.

Acto de fe

Porque hoy no fue un partido. Fue un acto de fe, un himno a la resistencia, una apología de nunca rendirse que representa a la perfección los más de veinte años de carrera de Don Rafael Nadal. Rafa sufrió, y el público con él. Doce mil almas que suspiraban con su guerrero herido punto a punto, gemido a gemido, le acompañaban en cada sprint a cámara lenta para intentar llegar a las malas caídas de un magullado 38 años, y empujaban con el corazón las pelotas levantadas por Rafa para defenderse de frente de los ataques de un rival 13 años menor que él y en gran forma. Alex De Miñaur venció a Rafa en enero de 2023 en Australia y sobre todo el miércoles 17 de abril en Barcelona, ​​un doloroso 7-5, 6-1 que había deprimido mucho a Rafa. El mallorquín quería venganza, pero no sabía si y en qué medida su maltrecho cuerpo le permitiría correr, golpear y empujar hacia atrás. Y el público del Manolo Santana compartió las mismas dudas que su leyenda con su físico dañado. Lleno, muy lleno, y un ambiente eléctrico. De los grandes partidos. Allí estaba el Rey Felipe sentado detrás de Vinicius, y Zizou, y otras doce mil personas ansiosas. Preocupado, consciente de que podemos afrontar el último partido de Rafa en ese campo. Esta es su vigésima participación, la primera en 2003 cuando De Miñaur tenía 4 años, con 5 victorias y otras 3 finales.

arraigando contra

Rafa se adelanta 2-0, derrotado y enseguida un precioso break. Imposible empezar mejor. Una ilusión. El australiano de España se recupera y luego rompe para ponerse 4-3. Miedo, miedo, nervios. El estadio sufre como su campeón. “Si se puede” le cantan. Y luego llegan los aplausos por los goles de De Miñaur. Y el rugido de la doble falta en la contra de Rafa en un partido sin goles. No, no está hecho. Los españoles también lo saben, pero hoy no es un partido como los demás. No, hoy están en juego los sentimientos de varias generaciones de españoles. Y entonces la etiqueta llega a su fin, la etiqueta desaparece, que Alex no tenga nada de eso. Que lo entienda, por favor. Nadal se retirará tarde o temprano, pero hoy no, no. No hay nada personal, sino razones de Estado en juego. Pregúntale al rey. “Cuánto te queremos Rafa”. “¡No te vayas!”. Las gradas se reúnen en torno al Señor de las Baleares que acompaña cada golpe con un grito que parece la exhalación de un último aliento, transmitiendo puro sufrimiento. Y fe. El rugido de la cinta benevolente que hace el 6-5. Pero De Miñaur no se rinde. Corre más que nunca, obliga a Rafa a sudar cada punto, lo recupera todo y apunta al revés de su rival, un tiro en dificultad. Y aquí está el desempate. “¡Viva Rafa! ¡Viva! ¡Larga vida al rey! ¡Viva! ¡Viva España! Viva”. Empecemos así, lo patriótico lleva a lo nostálgico. Rafa levanta su bandera en el 6-2, pero luego desperdicia 4 puntos de set, uno de ellos por doble falta. Nadie dijo que sería fácil, no. Nunca nada ha sido así para Nadal. Pero aquí hay un revés increíble que derriba el estadio, y luego un golpe de derecha de De Miñaur. Rafa ganó el primer set en 70 minutos, poco más de la victoria de Sinner sobre Sonego.

acción de gracias

Y el segundo comienza con un descanso. Lo que defiende con los dientes Rafa, ahora ligeramente aliviado por la ventaja que acumula. Incluso el público se quita el mono de encima y comienza a disfrutar de los puntos, antes considerados no por su belleza sino sólo por su utilidad vital. Rafa gana el octavo game a cero y se pone por delante con 5-3, juega más suelto y Manolo Santana le sigue. Es un magnífico director de orquesta que dicta los tiempos a miles de personas: cuándo hay sufrimiento, cuándo se puede divertir. Y cuando Rafa atraviesa a Alex con un pase cruzado de revés, la multitud comienza a cantar. Necesita a De Miñaur, pero ya no le queda. Otro descanso y adiós. Que siga la fiesta. “Sí, estoy sorprendido – dijo inmediatamente Nadal -. Vengo de muchos meses difíciles a nivel profesional pero siempre me he levantado por las mañanas con la ilusión de vivir una tarde como esta. Así que gracias. Me equivoco, este público nunca, no puedo pedir más. Puedo mejorar, pero vayamos un día a la vez. Ni siquiera sabía si podría jugar un partido completo. La semana pasada no pude hacerlo con Alex. Y gané otro partido aquí, lo cual es increíble. Cachin es un rival difícil pero para mí lo único que importa es poder volver aquí”. El grito Thunderstruck de AC/DC sale por los parlantes, y este era Rafa hoy. Una tormenta, emocional ante todo.

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