Dentro del centro de diseño, como lo llama Max Sirena, director del equipo y patrón del Luna Rossa, se crea e implementa la lista de deseos de ingenieros y navegantes. Unas cuarenta personas, divididas en diferentes departamentos: estructural, arquitectura naval, sistemas, velas, mástiles y CFD, que se ocupa de toda la modelización aerodinámica e hidrodinámica. Luna Rossa utiliza tanto software comercial, que luego evoluciona según las necesidades de los diseñadores, como software íntegramente creado en la oficina técnica. Hay varias fases del diseño de componentes; el primero es aquel en el que se analiza el concepto. Una vez comprendido que este concepto es válido, se perfecciona el modelo, también mediante el uso del simulador, del departamento donde sólo pueden entrar unas pocas personas. Luna Rossa ha desarrollado tanta tecnología sobre materiales que muchos fabricantes de automóviles han llamado a su puerta solicitando intercambios de know-how. De hecho, también ha habido contactos con algunos equipos de F1, donde se utilizan chasis monocasco. Luna Rossa, por otro lado, utiliza estructuras tipo sándwich mucho más complejas; la tecnología que interesa a los ingenieros de F1.
