El veterano Damiano Caruso aspira a la regularidad para soñar con otra clasificación prestigiosa.

El veterano Damiano Caruso aspira a la regularidad para soñar con otra clasificación prestigiosa.
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Cada vez más cerca del inicio del Giro de Italia. A partir del próximo 4 de mayo en Venaria Reale iniciaremos la lucha contra Maillot rosa, que sin embargo parece haber sido asignado ya ‘de oficio’ a Tadej Pogacar. No parece haber, salvo cataclismos, la posibilidad de ver un ganador diferente en los Foros Imperiales de Roma, pero detrás de él la lucha está abierta. Y él también intentará encajar. Damián Caruso.

El siciliano de Bahrein-Victorious siente ahora un gran cariño por la Corsa Rosa, la que hace tres años le llevó a otra dimensión, la de un corredor capaz de clasificarse. Todavía nos conmueve el éxito de hace tres años en Alpe Motta, que le permitió terminar segundo en la general detrás de Egan Bernal. Y en los últimos tiempos, gracias a su regularidad, ha sido la única luz al final del túnel italiano en las grandes carreras por etapas.

Incluso el año pasado, a la edad de treinta y seis años, fue el único italiano capaz de hacer un ranking real, llegando al pie del podio, a más de tres minutos de la tercera plaza de Joao Almeida, pero siempre sin exagerar, yendo a su propio ritmo y confirmándose entre los mejores en subida. Por el momento, sin embargo, hay interrogantes sobre él. No por las actuaciones, que en cualquier caso no fueron demasiado positivas entre Tirreno-Adriático y Volta a Catalunya (actualmente compite en Romandia), sino por el hecho de Tener a Antonio Tiberi como compañero.

El joven de Ciociaro, de veintidós años, dio excelentes señales tanto en Catalunya como en el último Tour de los Alpes, consiguiendo un octavo y un tercer puesto en la clasificación general. Especialmente en Trentino, Tiberi también mostró coraje para atacar e intentar correr con la cabeza, sin adaptarse a los estándares de sus oponentes. Pero como sabemos, el Giro de Italia sigue siendo otra cosa: son tres semanas de alto ritmo y se paga por cada pequeño ‘enamoramiento’. Lo que pasó con el Tirreno Adriático en Monte Petrano no se puede repetir.

Entonces, volviendo a Caruso, ¿cuál podría ser su objetivo en este Giro de Italia? Probablemente podría empezar como “mentor” del joven Tiberi, para poder ayudarle a comprender sus límites, actuando también como un fiel escudero en la subida. Pero si las señales fueran más positivas para el viejo león siciliano, no se excluye que las jerarquías podrían cambiar. Para una nueva carrera por etapas masculina. El que mantuvo en alto la bandera tricolor, esperando el crecimiento de los Tiberi y Pellizzari.

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