La verificación de datos de la entrevista de Schlein al Corriere della Sera

La verificación de datos de la entrevista de Schlein al Corriere della Sera
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«¿Y qué hace el gobierno? Recortar la asistencia sanitaria”

El debate sobre los “recortes” sanitarios se prolonga desde hace meses, con declaraciones incorrectas y engañosas por parte de ambos politicos en el gobierno ambos de políticos de oposición. Veamos qué dicen las cifras más actualizadas contenidas en el Documento Económico y Financiero (Def), publicado a principios de abril por el gobierno.

En 2022, el gasto sanitario italiano llegó 131,7 mil millones de euros, una cifra equivalente al 6,7 por ciento del PIB. Con las dos leyes de presupuesto para 2023 y 2024, el gobierno Meloni aumentó el dinero destinado a financiar el Servicio Nacional de Salud, al que se refiere la gran mayoría del gasto sanitario. Por tanto, en valores absolutos ha aumentado el financiamiento del Servicio de Salud. Sin embargo, cabe hacer algunas observaciones.

La primera observación: aunque el gobierno había pronosticado que el gasto sanitario alcanzaría los 134,7 mil millones de euros en 2023, la realidad ha bajado a 131,1 mil millones. La caída registrada entre 2023 y 2022 se debe principalmente a dos motivos. El primero -el “más destacable”- está vinculado a que los costes de renovación de los contratos y convenios del personal directivo del personal afiliado al Servicio Nacional de Salud para el trienio 2019-2021. Perfecto”, leemos en el Def, estas cargas se han trasladado a 2024. La segunda razón por la que el gasto sanitario cayó en valores absolutos entre 2022 y 2023 se refiere a una “menor cuantificación” de los gastos realizados el año pasado por la Unidad para el finalización de la campaña de vacunación y para la adopción de otras medidas para combatir la pandemia, organismo cuyo nombre se abrevia con la sigla “Uccv”. Esta unidad fue creada mediante decreto ley en mayo de 2022, durante el gobierno de Draghi, para responder al “posible empeoramiento” de la pandemia de Covid-19 y luego fue abolida en julio de 2023. Su lugar y sus funciones fueron asumidas por el Ministerio de Sanidad. .

La segunda observación: es cierto que el gobierno Meloni ha pronosticado una caída del gasto en salud en relación al PIB, que pasará del 6,4 por ciento en 2024 al 6,3 por ciento en 2025 y 2026. Pero la misma previsión se había hecho por el ministro de Sanidad del gobierno Draghi, Roberto Speranza, miembro del PD liderado por Schlein.

La tercera observación: es cierto que en los últimos dos años la financiación del Servicio Nacional de Salud ha aumentado en valores absolutos, pero no lo suficiente como para compensar el aumento de la inflación. Un fuerte aumento de la inflación es ciertamente un problema para el gasto en salud (y también para otras partidas presupuestarias). Por ejemplo, si se duplica la financiación de la asistencia sanitaria, pero al mismo tiempo también se duplican los costes de equipamiento, salarios, electricidad y todo lo demás, al final el gasto real en asistencia sanitaria seguirá siendo el mismo.

En noviembre pasado, en una audiencia parlamentaria, la Oficina de Presupuesto Parlamentario sin embargo, explicó que para evaluar correctamente el impacto de la inflación en el gasto sanitario, deberíamos tener un índice fiable de precios sanitarios. «A falta de tal parámetro, la aplicación de la evolución de los precios al consumo al gasto sanitario corriente en términos nominales (es decir, sin tener en cuenta la inflación, ndr.) puede ofrecer como mucho una indicación del poder adquisitivo genérico de los recursos asignados a la servicio del sistema nacional de salud, pero no sobre el volumen de bienes y servicios de salud que este último puede proporcionar”, subrayó la Oficina de Presupuesto Parlamentario. En resumen: si la inflación aumenta un 5 por ciento en un año, esto no significa necesariamente que el poder adquisitivo del sistema sanitario se haya reducido en ese porcentaje.

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