Contra el nihilista Pabellón Italiano de Venecia necesitaríamos una representación de ciudades desiertas, granjas derrumbándose, fábricas abandonadas: la cara del país que las alegres ovejas del arte contemporáneo ni siquiera saben que existe.
“Extranjeros por todas partes”, “Italianos en ninguna parte”. “Extranjeros por todas partes” es el título de la Bienal ordinariamente inmigracionista, o más bien invasiva, y obviamente generista y homosexualista, con un Pabellón italiano habitualmente nihilista, esta vez budista. “Italianos en ninguna parte” es el título de mi contrabienal, naturalmente onírica. Artistas invitados: Massimiliano Alioto, Andrea Chiesi, Giuliano Guatta. Tres excelentes pintores que pintan Finis Italiae, la Italia vacía, pueblos desiertos, masías derrumbadas, fábricas abandonadas. Esa Italia que los cosmopolitas, las ovejas aplaudientes del arte contemporáneo, ni siquiera saben que existe, la Italia del Bajo Po y de los Apeninos, de la Alta Murgia y de los Prealpes, la Italia del futuro que todo demógrafo puede explicar pero que nadie quiere escuchar. La Italia del campo de fútbol abandonado que vi en Botticino (Brescia), personificación fantasmal de una civilización sin niños y por tanto muerta. Podría ser una instalación titulada simplemente “Italia”. O la portada de un libro de Agamben o Alvi. O el tema de las pinturas de Alioto, Chiesi, Guatta, si fuera posible, pero no lo es, encontrar patrocinador para una exposición tan cierta y tan triste.
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