Carrara gana sin corazón (puntuación 4), remontada de Fiordelisi (puntuación 8,5)

Sobre el papel, uno de los villanos de esta undécima edición. En cambio, Antonella Fiordelisi junto con su compañera de aventuras Estefania Bernal en el matrimonio Italia-Argentina, demostraron ser uno de los personajes más positivos y apasionados que recorrieron la Ruta del Dragón. Si en la Casa VIP del Gran Hermano estaba (¿pintada?) como el terror de Cinecittà, aquí ciertamente la encontramos feroz, pero también dispuesta a afrontar cualquier tipo de desafío y sacrificio. Sin hacer escándalo por ello. Reina de todos los Malus posibles, ha coleccionado una verdadera infinidad de ellos, casi uno por episodio, y acepta con tenacidad e ironía los obstáculos que los demás competidores le han puesto. No olvidaremos aquella vez que su labio superior se hinchó desproporcionadamente (“¿por una picadura de araña durante la noche”?) pero eso no le impidió aparecer en el episodio evitando paranoias y escenas que, confesamos, hubiésemos esperado de ella en tan lamentable contingencia. Némesis de los pasteleros y, por tanto, necesariamente en el lado correcto de la historia, una bonita venganza para ella. A la espera de verla lidiando con proyectos futuros, por el momento sólo nos queda pensar: tal vez nunca haya sido desagradable, mala, Erinni está acabada. Sólo que en otros lugares lo dibujaron así. Segunda clasificada, lo dice bien: “¡Por lo que a mí respecta, igual ganamos!”. Y estamos de acuerdo.

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