«Las chicas», cuando en Rai3 una buena historia vale una buena vida

Porque el chicas “ordinarias” ¿Son más interesantes que los famosos? ¿Por qué una vida pasada casi desapercibida cambia de significado en una historia televisiva? La respuesta está contenida en la pregunta: una buena historia vale una buena vida. «Las chicas», el programa con Francesca Fialdini, llega a su novena edición: es un formato que funciona, sobre todo si los autores de Pesci Battententi logran encontrar casos en los que es posible transformar lo cotidiano en ficción (Rai3).

El sábado por la noche, por ejemplo, los reportajes sobre las “chicas” conocidas fueron los menos interesantes. no tengo ninguno Octavia Piccolo (gran actriz) o Tiziana Luxardo (de la dinastía de la fotografía Luxardo) pero puedes encontrar noticias sobre ellos por todas partes. En cambio la vida de Rosella Orlandi, el primer y último pescador del lago de Garda, conoce por una vez la luz de los focos. Se mantuvo enviudó dos vecescrió sola a su única hija, iba a pescar todos los días y aprendía a tirar redes y aparejos. las trampas del lago.

Por no hablar de Franca que tiene diez años. aprender a ser electricista en la tienda de su padre en Corso Garibaldi, Milán. Miope desde pequeña, Franca poco a poco fue perdiendo la vista y desde hace un año está completamente ciega, pero esta condición no la ha afectado vitalidad inagotable. La tienda abre todas las mañanas y… vende equipos electricos (Allí puedes encontrar excelentes hilos trenzados).

También es muy curiosa la vida de la cartera Luigia Vecchiet, alias Luisa Sax. infancia solitaria con su abuela en Friuli, adolescencia en Milán en un clima de gran libertad. Y luego la explosión de un artista multifacético: poeta, intérprete, videógrafo y, sobre todo, figura destacada del género punk-rock. Luisa Sax fundó el primer grupo italiano de punk rock exclusivamente femenino, Clito. De cual se cuenta anécdota sabrosa: habrían dicho que no a Federico Fellini, que los había elegido para su película «La ciudad de las mujeres» (1980), porque una del grupo se negó a llevar cola de caballo.

Al final, para comentar las historias, Fialdini se reunió con el escritor y guionista. Giancarlo De Cataldo. Ex magistrado (se nota).

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