Breaking news

tras 14 años en la calle encuentra un hogar

“No sabemos cuál es la verdadera historia de Franco. Por supuesto, a nosotros también nos gustaría conocerla. Pero tuvimos la confirmación, a saber, que el cuidado de las relaciones humanas devuelve una sonrisa incluso cuando parece imposible”. Hablar son los operadores de cabaña en Belén, el “hogar para los sin techo” de la asociación Papa Juan XXIII que Rímini tiene capacidad para unas sesenta personas. Uno de los últimos en llegar es Franco, un clochards conocido por todos en la capital de Romaña, en una ciudad que no es una metrópolipero ni siquiera un país de pocas almas.

Vida dura dedicada a recolectar comida y colillas

Durante años Franco vivió en las calles y plazas, especialmente en las del centro histórico. A vida muy dura la suya, compuesta de mañanas y tardes dedicadas a la recogida de alimentos improvisados, a la liadora de cigarrillos con el poco tabaco quemado que quedaba bajo el filtro de las colillas tiradas en el suelo o en las papeleras. Y Franco casi nunca sonreía, a menudo vestido con harapos detrás del barba larga y descuidada como, después de todo, el cabello. Pasaba horas tumbado al sol en invierno incluso en medio de la calle principal de la ciudad que conecta las dos plazas más grandes. Pueblo Viejo y horas tumbadas a la sombra en el verano cuando aun a la sombra el sol quema como un hierro candente.

Trabajadores sociales: “No quería recibir ayuda”

“Pero sobre todo – explican los operadores del Papa Juan – siempre rechazó cada mano que se le tendía para ayudarlo. Era lo hemos estado siguiendo durante mucho tiempo solo para asegurarme de que está bien. Luego, en enero, se enfermó, la escarcha arreciaba, estaba reducido a piel y huesos. A sus 74 años, pesaba apenas 29 kilos, con temperaturas cercanas a los cero grados, andaba prácticamente desnudo”. Fue justo después de fin de mes cuando hacía mucho frío en las tierras bajas y la nieve y las tormentas arreciaban tierra adentro.

Los famosos vagabundos de Rímini

«Después de los tratamientos, finalmente accedió a venir a la Casa de Belén». Se ha ganado las portadas de los diarios y muchos las tienen navegar con asombro. Porque, como decía, todo el mundo en Rímini conocía a Franco aunque él no conociera a nadie. Por elección, se dice en estos casos en clave más romántica que realista, pero quién sabe. Muchos, a lo largo de los años, habían tratado de darle un sándwich u otra comida, algunos incluso un cigarrillo cuando lo vieron jugueteando con colillas para juntar tabaco, pero él tenía casi siempre ahuyentado. Y su deambular, o mejor dicho, su saber sobrevivir a pesar de todo, duraba mucho tiempo. Años, de hecho más de una década y tal vez incluso más de cuatro décadas. Franco es originario de Sicilia.el primer informe de su presencia en Rimini se remonta a a 2008 pero hay quien dice que llegó en 2005. Como suele ocurrir en estos casos, sobre él han circulado las más dispares leyendas urbanas inspiradas en el romanticismo más extremo. Incluso hay quienes juran que Franco es un multigraduado de rara cultura enojado con todo y con todos y hace años en protesta se casó con la vida de la calle sin permitir a nadie la carga de ayudarlo.

Entre leyendas e informaciones falsas: la vida del clochard en Romaña

«Tal vez era médico –dicen del Papa Juan–, pero no lo sabemos. Él no quiere hablar de eso. Sabemos muy poco sobre su historia y lo que sabemos en este momento queremos guardar para nosotros. finalmente lo tenemos visto sonriendo después de años y queremos tener todas las precauciones para no interrumpir este camino suyo”. A los voluntarios de la asociación Papa Giovanni Franco pidió un walkman y algunas cintas de cassette. “Independientemente del género musical, quería escuchar algo de música”. Pasó los años de la pandemia solo en la calle en el desierto urbano de la primavera de 2020. «No sabemos si sabía lo que estaba pasando en el mundo en ese terrible año. Creemos que es una persona muy lúcida y no podemos descartar que no indagara sobre lo que pasaba en el mundo a pesar de su vida en la calle», explican los operadores.

Tratamiento hospitalario y alegría del alcalde

Ahora Franco todavía tendrá que salvaguardar su salud. “Esperamos persuadirlo para que emprenda tratamiento en el hospital. Nuestro objetivo es darle una vejez en paz, dentro de casa, cálida, rodeada de cariño. Mientras tanto, se permitió algunos paseos por ‘su’ centro histórico, evidentemente acompañado por nosotros». También fue el alcalde de quien lo recibió durante una de estas salidas Rímini Jamil Sadegholvaad. «Los que frecuentan el centro histórico saben quién es Franco -comentó el alcalde- lo hemos intentado más de una vez a lo largo de los años para darle una mano, sin suerte. Aunque sigue encerrado en sus silencios y cuesta sacarle unas palabras para verlo recuperarse, incluso dando una sonrisabarrió pensamientos y problemas por un momento».

PREV La NASA desarrollará y probará un cohete de propulsión nuclear
NEXT Fedez, cuánto cuesta el silencio social: la pérdida potencial es millonaria