por Rossella Conté
FLORENCIA
Pequeños comercios cierran mientras bares, restaurantes y establecimientos de alojamiento, a pesar del revés impuesto por la pandemia, continúan su marcha triunfal. Así lo revelan los datos del último Observatorio de Confcommercio sobre demografía empresarial, elaborado con la colaboración del Centro de Estudios de Cámaras de Comercio “G. Tagliacarne”. Según la encuesta, de 2012 a 2022 la ciudad perdió 849 negocios comerciales, de los cuales 320 en el centro histórico y el resto en el término municipal. En términos porcentuales, -18% dentro de los muros y -16% fuera.
Aunque, según los últimos datos de la oficina de estudios de la Cámara de Comercio, el último año marca un vuelco con un saldo positivo entre altas en el registro mercantil y bajas positivas de 55 unidades, el balance sigue siendo catastrófico. Lo peor fueron las tiendas de bienes tradicionales como ropa y calzado, libros y juguetes, muebles, luego ferreterías y negocios ambulantes. Según Confcommercio, en el sector de la distribución florentino las cosas son mejores solo para quienes venden servicios y productos relacionados con las tecnologías de la información, la telefonía y la salud, que están en constante crecimiento. Pero el verdadero auge se refiere a las actividades relacionadas con el turismo, que de 2012 a 2022 registraron aumentos generales de dos dígitos: +21% en el centro histórico y +15% fuera. En términos absolutos, si en 2012 los servicios de alojamiento y restauración eran 1.200 en el centro y 1.517 en el resto de zonas, en 2022 llegan a 1.455 en el centro y 1.744 fuera, respectivamente. Y probablemente habrían crecido más si no hubieran tenido que descontar el parón provocado por el Covid, dado que en 2019 solo en el centro histórico ya habían superado los 1.500. “Números que hacen dramáticamente evidente un fenómeno que ha estado bajo los ojos de todos durante algún tiempo. Se necesita una acción urgente para frenar el riesgo de desertificación comercial”, subraya el director de Confcommercio Toscana Franco Marinoni. En la base de la muerte de los comercios hay varios factores: por un lado el cambio en el estilo de consumo, hoy también orientado hacia el e-commerce además de la tienda física, por otro la crisis económica que empuja a las familias a ahorrar . “No hay que subestimar -prosigue Marinoni- el envejecimiento de la población, especialmente en los centros históricos. Y en Florencia, por supuesto, el avance del turismo, que ha trastocado el tejido comercial. Internet puede convertirse en un gran aliado de la física tiendas, que en un principio solo lo vieron como un enemigo. Pero a los expositores hay que acompañarlos en el salto tecnológico”.
“Menos tiendas significa menos empleo, menos servicios para las personas, menos supervisión de la ciudad. Y menos seguridad – concluye el presidente de Confcommercio Toscana Aldo Cursano – el crecimiento de las empresas turísticas no compensa las pérdidas del sector comercial, ni en términos de empleo ni en términos de habitabilidad: y la ciudad corre el riesgo de convertirse en un lugar hostil para los residentes”.