Expulsado de Italia, había regresado usando el apellido de su mujer y pensando así en salirse con la suya. Pero cuando fue a la comisaría a pedir un documento, la policía descubrió su truco y lo arrestaron. Ayer el tribunal lo dejó en libertad.
El protagonista de la historia es el albanés Ervin Grebeshi, de 36 años. Tras una sentencia del tribunal de Pescara, el pasado mes de abril la oficina de vigilancia de Ancona había considerado que su peligro social aún no había cesado y lo había expulsado. El hombre de 36 años había sido acompañado a Fiumicino y enviado a casa en avión. Pero en un momento intentó regresar a Italia, diciendo que se llamaba Ervin Bodlli, ese es el apellido de su esposa, que no tiene antecedentes ante la justicia, y se instaló en Macerata. En los últimos días, al necesitar un documento, el hombre de 36 años se había dirigido al tribunal de menores de Ancona; de ahí lo encaminaron a la comisaría, donde se presentó sin dejar de dar su apellido limpio, preguntando por lo que necesitaba. Sin embargo, los agentes hicieron una comprobación, y con su base de datos del sistema Afis, que registra nombres, fotos y huellas dactilares, descubrieron quién era realmente el albanés, cuál era su verdadero apellido y qué medidas colgaba de su cabeza.
Así, el hombre fue detenido bajo la acusación de haber ignorado la expulsión ordenada y ejecutada en su contra. Ayer por la mañana en el juzgado, a pedido de la fiscal Raffaela Zuccarini, la jueza Andrea Belli validó la detención. Luego los defensores, los abogados Emanuele Senesi y Jacopo Allegri, pidieron un aplazamiento para evaluar posibles ritos alternativos, y el juicio por expreso ha sido fijado para el 30 de mayo; en esa fecha probablemente habrá una sentencia para el hombre de 36 años. Mientras tanto, Grebeshi ha vuelto a la libertad y no se han dictado medidas cautelares en su contra.
Paola Pagnanelli
