“Mañana empezamos de nuevo, pero al menos por una noche lo pasamos bien”

“Mañana empezamos de nuevo, pero al menos por una noche lo pasamos bien”
“Mañana empezamos de nuevo, pero al menos por una noche lo pasamos bien”

Todavía se levanta mucho polvo al llegar en coche a Traversara, la aldea de Bagnacavallo devastada por la última inundación. Aunque la oscuridad de la tarde no se hace visible a primera vista en las calles, en las aceras, en los jardines privados (incluso en el de la comisaría), ese polvo que se levanta recuerda el barro que se seca lentamente, pero que está ahí, presente. Con una comunidad entera, una vez más, llamada a limpiar y palear. Pero por una noche pone la reconstrucción en “stand-by” y se divierte al ritmo de la suave música que suena en un puesto con gramófono, instalado a la entrada de la iglesia de Santa Maria Assunta, saboreando piada y salchichas, tocino, vino tinto, cerveza e incluso algunos platos veganos. Todo preparado desde el stand montado en pocas horas por la organizadora Michela Tassinari, propietaria del food truck ‘A la mi manira’ y su amigo Marco Luongo, con el apoyo de numerosos proveedores y empresas de la zona.

“La idea realmente surgió de él – dice Michela mientras atiende a los cientos de personas que llenaban la plaza frente a la iglesia – que logró levantarme un poco la moral al proponerme organizar una buena barbacoa en la plaza. Luego tuve un poco de llevado.” Y precisamente en la plaza, además de mucha carne a la brasa, también hay verduras, puestos con cerveza, vino, agua y bebidas. Y detrás del mostrador la plancha de su food truck está siempre encendida para llevar piadinas y berros a la mesa. Todo gratis, para los residentes de Boncellino, Villanova y Traversara que vinieron a vivir un momento sin preocupaciones con su comunidad. “Por eso agradezco a todos los que nos han proporcionado el material – añade Michela – la velada, para nosotros los organizadores y para nuestros conciudadanos, es totalmente gratuita”.

“Aunque somos de diferentes países – subraya Marco Luongo, propietario de Akami en Rávena – todos somos parte de una comunidad que vive bajo el gran río. Yo soy de Boncellino y estoy entre los que escaparon tres veces de la inundación. Vivo casi con un sentimiento de culpa por mi relativa buena suerte respecto a mis conciudadanos he sido testigo de una situación en la que es imposible no hacer algo y aferrarme lo más fuerte posible a quien está viviendo algo que me desarma”.

Inmediatamente después de la inundación de septiembre, Michela vivió momentos de desesperación. Ella y Marco son amigos desde hace mucho tiempo, Michela también trabajó en su restaurante y aún hoy se ayudan mutuamente en sus actividades cuando pueden. “En aquellos días me llamaba llorando constantemente – recuerda Marco – y al cabo de tres o cuatro días le dije: ‘¡Michela, recupera el sentido de azdòra y hagamos algo por los demás!’. Y esta noche aquí estamos”.

Aquí, en la plaza de Traversara, donde han llegado cientos de niños, pequeños y mayores, para regalarse una sonrisa mientras toman una cerveza o un vino y disfrutan también del clásico donut romagna. “Fue lo mejor que pudimos hacer en un momento en el que la gente sólo tiene en los oídos el sonido del camión de aguas residuales y mientras palea barro come comida que llega en celofán de los comedores”, continúa Marco. “Queríamos simplemente estar juntos – repite Michela – porque a partir de mañana volverán el cansancio y el sufrimiento, pero al menos esta noche lo hemos pasado bien”. Michela se conmueve, Marco la abraza y le dice “Viva la amistad”. Y desde la plaza alguien grita por el megáfono “Gracias Michela y gracias a todos por la hermosa velada”.

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