Hace quince años, las comunidades de Giampilieri, Scaletta Zanclea y otras localidades de los alrededores se vieron gravemente afectadas por un desastre natural sin precedentes. Una devastadora inundación provocó el deslizamiento de gran parte de los cerros, provocando un enorme deslizamiento que trajo consigo destrucción y muerte. El dispositivo de rescate se activó inmediatamente y trabajó ininterrumpidamente durante varios días para intentar sacar a las víctimas del desastre de entre los escombros y el barro. Al final de las operaciones, el saldo fue trágico: 37 personas perdieron la vida y una de ellas aún hoy permanece sin identidad.
Según declaró la senadora italiana Viva Dafne Musolino, “eventos como este ya no pueden considerarse extraordinarios” y deben exigir una mayor atención al territorio y a las medidas para su protección. Inicialmente se subestimó la inundación que azotó la zona de Messina, con acusaciones infundadas de construcciones ilegales que no tenían en cuenta la fragilidad real del suelo italiano.
Hoy, quince años después, el recuerdo de esta tragedia sigue representando una alerta constante para las instituciones. Es necesario, sostiene el senador, intensificar los esfuerzos para combatir la inestabilidad hidrogeológica, invirtiendo recursos adecuados y velando por que se utilicen correctamente. “Se necesitan intervenciones inmediatas y efectivas para proteger los territorios y las comunidades”, afirmó Musolino, subrayando la urgencia de adoptar medidas concretas para evitar que se repitan desastres similares.
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