“El enésimo incendio en Val Pescara plantea viejas preocupaciones que nunca se resolvieron.” Así lo afirmó la presidenta de WWF Chieti-Pescara, Nicoletta Di Francesco, al comentar el terrible incendio que afectó anoche al Mag.Ma de Chieti.
“Hemos aprendido – continúa Di Francesco – que cuando los materiales plásticos (o incluso otros materiales, si no los residuos, como ocurre a menudo) se incendian, se desarrollan dioxinas (contaminantes orgánicos persistentes que permanecen en el medio ambiente durante años), pero más allá de los resultados, Nos preguntamos por qué suceden estos hechos, por qué el sistema de prevención de incendios con el que deben estar equipadas estas estructuras no funcionó. Los controles preventivos y periódicos son necesarios y deben solicitarse, en interés de la comunidad y de las propias empresas. responsabilidades, pero sigue siendo cierto que los problemas creados son inmensos: incluso si no abrimos las ventanas y no consumimos alimentos potencialmente contaminados, las escuelas y universidades han permanecido cerradas, creando bastantes dificultades. preguntarnos qué estamos reservando para nuestros hijos y nietos, a cuál les estamos preparando el futuro”
Sobre las conclusiones que también se esperan de las unidades de control recientemente instaladas por ARTA, el WWF especifica: “Sabemos bien que los humos producidos por estos incendios ciertamente no son beneficiosos y aunque los límites legales no pueden superarse con una exposición inferior a 4 horas, hay que considerar a cuántos otros contaminantes a los que estamos expuestos diariamente que se suman a los de eventos excepcionales. En el valle, lo venimos diciendo desde 2008, no respiramos buen aire en cuanto a emisiones, no lo hacen. garantizar la posibilidad de vivir en un ambiente sano”.
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Recientemente el Ayuntamiento de San Giovanni Teatino ha confiado el laboratorio de Física-Química de la Atmósfera y Climatología dirigido por el Profesor Piero Di Carlo del Instituto “G. d’Annunzio” de Chieti-Pescara, una campaña de medición que duró aproximadamente dos meses y tuvo como objetivo encontrar el origen de las emisiones de olores desagradables, según informaron algunos residentes. “De los resultados recogidos se destaca que la presencia, en particular, de xileno y tolueno, un hidrocarburo típico asociado al betún, nocivo para la salud humana (como se indica en el informe) está dominada por la actividad industrial”.