Los fuegos artificiales fueron lanzados desde un superyate alquilado por ciudadanos de Kazajistán amarrado frente a la isla de Hidra, cerca de Atenas, lo que -según varios medios locales- provocó un grave incendio en el único bosque de pinos existente en la isla, que también se encuentra en una zona de difícil acceso y que, por lo tanto, creó más dificultades para las operaciones de extinción de los bomberos.
El alcalde de Hydra dijo en una entrevista con la televisión pública ERT que estaba indignado por estas acciones irresponsables y que presentará una demanda civil contra los responsables del incendio tan pronto como finalicen las investigaciones preliminares.
La tripulación del yate Persefoni I, compuesta por 13 personas, fue escuchada por el juez de instrucción y sometida a detención en espera de juicio.
Las nuevas leyes destinadas a frenar el peligroso fenómeno de los incendios -y los consiguientes accidentes- al que a menudo está sometida la isla debido al calor y al viento, prevén penas y sanciones especialmente severas. Si son declarados culpables, los tripulantes se arriesgan a una pena de prisión de hasta 20 años y una multa de hasta 200.000 euros.
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