Sal y cáncer de estómago: ¿existe un vínculo directo?

Sal y cáncer de estómago: ¿existe un vínculo directo?
Sal y cáncer de estómago: ¿existe un vínculo directo?

Añadir habitualmente sal a platos ya salados es un mal hábito: aumenta la ingesta diaria de sal y, con ella, el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Y esto, a su vez, también aumenta el riesgo de desarrollar cáncer gástrico. De hecho, el consumo excesivo de sal (cloruro de sodio) es uno de los principales factores de riesgo de esta enfermedad, junto con la infección por Helicobacter pylori, el consumo de alcohol, el sobrepeso, la obesidad y el tabaquismo.

Además, la relación directa entre la adición de sal y el cáncer gástrico ya está demostrada desde hace tiempo en poblaciones orientales como la china, cuyas tradiciones culinarias incluyen cantidades muy elevadas de sal. Pero ahora un estudio publicado en Cáncer gástrico demuestra que el mismo efecto nocivo se observa también entre los ingleses y, por tanto, presumiblemente, también entre los occidentales.

El estudio sobre la sal y el cáncer de estómago

En el estudio, investigadores de la Universidad de Viena utilizaron datos sobre los hábitos alimentarios de unos 470.000 ingleses contenidos en el Biobanco del Reino Unido, recopilados entre 2006 y 2010, y sobre los cuales se disponía de información de salud durante un período medio de casi once años. En particular, analizaron dos grandes clases de consumidores: los que respondieron que prácticamente nunca añadían sal a los platos preparados y los que, sin embargo, lo hacían habitualmente o con mucha frecuencia.

Al comprobar la incidencia del cáncer gástrico, la diferencia resultó muy evidente, pues entre los que dijeron que siempre añadían sal, la probabilidad de enfermarse aumentó en un 39%. De este modo se confirmó la conexión que ya había surgido en otros países, incluso sin cuantificaciones específicas e independientemente de la concentración de sal presente en los platos antes de la adición. Y esto tiene una explicación racional.

Entre quienes dijeron que siempre agregaban sal, la probabilidad de enfermarse aumentó en un 39%

Consumo medio y objetivos de la OMS

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, el consumo diario de sal de mesa no debe exceder los 5 gramos (el del sodio que contiene, con diferencias según la edad y el sexo), pero ningún país respeta este valor que, No sorprende que se considere poco realista. Por este motivo, añadir sal a un consumo que ya es excesivo de media sólo puede dañar aún más tu salud.

Si nos fijamos en los promedios nacionales, vemos que el rango va desde alrededor de seis (en África) a más de 18 gramos (en China), y gran parte de Europa del Este e Italia, Portugal y Grecia alcanzan los 10, mientras que Francia y Gran Bretaña han alcanzado los 10 gramos. seis. Por tanto, todavía queda mucho por hacer y, de hecho, numerosos países han emprendido campañas como la de reducir la sal en el pan, o semanas de sensibilización como la que se está llevando a cabo en Italia y, al mismo tiempo, en más de cien países.

En este contexto, independientemente del país o del plato, añadir sal a platos ya salados sigue siendo una costumbre que hay que romper lo antes posible.

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