Suicidio en la escuela Cadet Marshals de Florencia, otro testimonio: “Largas esperas punitivas, tratos humillantes y más” – LA CARTA

Suicidio en la escuela Cadet Marshals de Florencia, otro testimonio: “Largas esperas punitivas, tratos humillantes y más” – LA CARTA
Suicidio en la escuela Cadet Marshals de Florencia, otro testimonio: “Largas esperas punitivas, tratos humillantes y más” – LA CARTA

Después del hecho de Beatriz Belcuoreel carabinero de 25 años Rieti de Castelnuovo di Farfa quien se quitó la vida en la escuela Mariscales cadetes de Florencia (leyes), la carta de los padres a Unarma (leyes) y la respuesta del sindicato (leyes) uno nuevo testimonio – anónimo, de un estudiante de mariscal de tercer año de la Escuela de Mariscales Carabinieri de Florencia – entregado a Unarma él reportó el soportó duras reglas de la escuela de formación de Florencia. Entre los problemas citados se encuentran la falta de agua potable, las esperas largas y agotadoras, la falta de sueño y los tratos humillantes.

A continuación se muestra un extracto de la denuncia, la carta completa al final del artículo.

En el pasado, la asociación sindical UNARMA ya había interesado al Ministro de Defensa y al comandante general de los Carabinieri sobre denuncias de procedimientos atípicos y sanciones impuestas a los asistentes a la Escuela de Cadetes Mariscales. Nunca ha llegado ninguna respuesta y nada parece haber cambiado desde aquellos primeros tímidos signos de inquietud que, tras el holocausto de Beatriz, empiezan a tornarse más audaces y precisos.

Hoy, otro testigo que prefiere permanecer en el anonimato por miedo real a represalias habla de las reglas y costumbres de lo que parece un mundo aparte más que un cuartel de la República, un enclave anacrónico de un viejo Estado absoluto y totalitario, donde los el valor de la persona queda prácticamente eliminado debido a privaciones sin sentido y procedimientos excesivos en comparación con los objetivos de la formación.

Así, en una escuela militar modelo, nuestros niños habrían recibido un tratamiento que excede los propósitos de entrenamiento del Ejército. El policía narra que mientras esperaban el almuerzo, que debía comerse en diez minutos, los estudiantes fueron obligados a permanecer de pie, estáticos, inmóviles, bajo el frío, el calor o la lluvia. Incluso el ritual del contrajuego, a horas tardías y con tiempos agotadores, hubo que esperar de pie. En los primeros meses de curso, los alumnos habrían sufrido una deshidratación muy peligrosa, provocada tanto por la prohibición de comprar agua en la tienda del cuartel como por la reducción del tiempo para consumir el almuerzo y la cena: ¡comían o bebían!

La falta de sueño por falta de tiempo se asociaba a la imposibilidad de recuperar energías psicofísicas, al no poder disfrutar de un tiempo adecuado para el descanso y el ocio: salida libre limitada por revisiones demasiado largas y agotadoras, pausas durante las actividades, sesiones de entrenamiento pulverizadas por compromisos, posibilidad de pasar el fin de semana en casa (pernoctación) condicionado al éxito del entrenamiento o incluso a no haber sufrido enfermedad durante el permiso disfrutado en las semanas anteriores. En ocasiones, la falta de tiempo dificultaba incluso la higiene diaria.

Muchas niñas habrían sufrido irregularidades menstruales, caída excesiva del cabello e incluso trastornos alimentarios.

¡Que esta página cierre pronto! Que se elimine el militarismo del sufrimiento y las privaciones innecesarias de nuestros niños, para devolverles los valores, el compromiso y el respeto a las normas.

La UNARMA, si bien sigue diligentemente remitiendo al Poder Judicial cada escrito que recibe sobre el tema, considera prioritario denunciar un sistema de formación anacrónico, excesivo y no inclusivo, promoviendo todos los esfuerzos para reincorporarlo al perímetro del sistema. espíritu democrático.

No pretende condenar a los hombres, entrenadores no formados para entrenar, que no eran más que engranajes de una tradición de entrenamiento arcaica.

Es necesario seguir el camino de un nuevo humanismo, que no se limite únicamente a las instituciones educativas, sino que se extienda a todos los departamentos de la fuerza, para devolver a cada carabinero una dignidad renovada, protegida de los malos tratos y del acoso.

En esta batalla de legalidad y justicia, los carabineros Beatriz, a quienes hemos jurado nuestro compromiso de no dejar caer en el olvido su sacrificio, nos miran y nos iluminan desde arriba.

LA CARTA COMPLETA

Foto: RietiLife ©

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