A principios de mayo de 2023, Romaña había sufrido tres meses y medio de lluvia. Las previsiones indicaban un mayor empeoramiento. El martes 16 de mayo, la situación empeoró: los ríos ya estaban desbordados, la tierra estaba saturada después de una larga sequía y muchas zonas quedaron inundadas. Los meteorólogos ya habían expresado su preocupación la víspera, prediciendo lluvias intensas y continuas que crearían situaciones críticas.
El 16 de mayo, gran parte de Romaña quedó sumergida por el agua, provocando grandes daños, muertes y heridos. Ciudades como Cesena, Faenza, Forlì y otras se han visto gravemente afectadas, incluida la zona de Rímini. En Forlì, el responsable de las vías fluviales, Fausto Pardolesi, confirmó la gravedad de la situación: los ríos se habían desbordado en varias zonas. Las autoridades instaron a la población a no desplazarse, mientras que el alcalde de Forlì, Gian Luca Zattini, lanzó un llamamiento desesperado para limitar los desplazamientos.
Durante la tarde, el río Montone se desbordó, provocando inundaciones generalizadas. La población fue evacuada y los desplazados fueron acogidos en instalaciones de emergencia. En varias zonas de la ciudad se produjo un corte de energía eléctrica, lo que empeoró la situación. En total, la inundación causó 15 víctimas en toda Romaña. Sin embargo, la solidaridad no faltó: voluntarios y “Ángeles de barro” prestaron una ayuda fundamental. La región afrontará un largo camino de recuperación, pero nadie ha abandonado la lucha.
