Lee “Daughters of Gold” de Flaminia Colella (y Emily Dickinson) si quieres dejar de huir – MOW

Lee “Daughters of Gold” de Flaminia Colella (y Emily Dickinson) si quieres dejar de huir – MOW
Lee “Daughters of Gold” de Flaminia Colella (y Emily Dickinson) si quieres dejar de huir – MOW

La poeta Flaminia Colella debuta en la ficción con una novela muy personal y única, “Hijas de oro”, para demostrar por qué no hay que escapar de uno mismo. Y lo explica con la poesía de Emily Dickinson y la historia de amor de una abuela. Demostrando que las mujeres siempre son cazafortunas

A una escritora como Flaminia Colella no da palabras, da oro. Una poeta como ella tiene el vocabulario de los grandes, devorado con indiscutible fidelidad a la gran literatura. Así que dale el oro, dale la sustancia preciosa, la sustancia alquímica. Delia es su abuela, pero también es Emily Dickinson. Ella también es Flaminia Colella, en poesía toda mujer es “la mujer”, sin desaparecer en un concepto agotado y sin aliento, sin aliento, sin alma. No. Cada mujer es “la mujer” viva y en llamas, devorado por ese sentimiento de que la Biblia no puede equilibrar y la hace bailar entre “la vida que busca la vida / y la vida que busca la muerte” (Davide Rondoni, profesor y amigo de Flaminia). ¿Se les enseña esto a los jóvenes poetas que no siguen las modas intelectuales, el compromiso académico y la presencia de nuevos medios compuestos por subculturas? ¿Se les enseña esto a quienes hacen de la escritura un ejercicio vivo de la mirada? ¿Quién toma y mantiene unida la historia de la poeta más grande de todos los tiempos, Emily Dickinson, y la de una abuela enamorada del médico que la salvó? En ambos casos, ¿mujeres a merced de los cuidados, que hacen del cuidado el centro de sus vidas? En un mundo que no concibe el perdón y prefiere el pesimismo fácil de los derrotados, ¿quién busca el oro, quién intenta ganar? ¿Quién tiene hambre de oro, hambre de una nueva vida, ¿El deseo de ser rico? Que, lleno de palabras, se hace rambodante, en campo abierto, y encuentra fuego.

NoNo es coincidencia que hijas de oro (La Lepre ediciones, 2024)es la novela que mantiene viva la llama, la de Festival de guerra el libro de la poesía incendiaria (que, a diferencia de los poetas incendiarios, de los militantes que no pueden escribir poesía, utiliza el verso como combustible para las grandes preguntas). Exacto, un libro que pasó de abuela a nieta, un libro que habla de la poetisa de Amherst (Ma). Flaminia, a los ojos de una abuela no tiene apellido, ella es la su Flaminia, Flaminia que quiere escapar, acabó siguiendo el consejo de su abuela: “Esté donde esté, ofrezca lo que tenga”. ¿Y qué significa para un escritor, sino dar todas las palabras que tiene? Por eso, a quienes se entregan de esta manera, a quienes se pinchan con la aguja de la vida real, debemos darles oro. No le des palabras a un poeta, dale oro. Ella os dará más de ello en forma eterna, mediante el ejercicio de la literatura. Una riqueza inconsumible. El beneficio eterno de las palabras, que da vida. Dale una oportunidad a Flaminia Colella, cazafortunas. Toma la novela corta, en una preciosa edición, y trata de seguirle el ritmo, “Agitándose en el torbellino de los recortes”.

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