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En la carrera de Sven Goran Eriksson, un hombre profundo, un entrenador internacional de referencia, la Sampdoria no podía faltar.
En cinco temporadas hemos tenido el honor de conocer a una persona exquisita, con clase y con grandes valores humanos y profesionales. Humilde, el primero en dejar el protagonismo a sus muchachos y a su personal al levantar la Copa de Italia al cielo y, con motivo de las grandes victorias, el primero en asumir la responsabilidad ante los errores.
En la vida cotidiana eres el primero en afrontar las adversidades de la vida de frente, con el pecho afuera. Continúas enseñando y dando ejemplo a todos los que te rodean. Nos enorgulleces con tu fuerza, estilo y espíritu de lucha.
Bajo su dirección, la Sampdoria habría merecido enriquecer su palmarés, sobre todo por su inmenso trabajo dentro y fuera del campo, digno de un segundo Scudetto y otra Recopa.
Hoy los Ferrari repletos de jugadores de la Sampdoria te dedicarán un día inolvidable, lleno de emociones, excitaciones y recuerdos en un intercambio global de inestimable valor. Eres siempre nuestro Señor. Ayer, hoy y mañana. “Porque nos une un hilo, un hilo que me lleva directo a Ella…”.
Muchas gracias Sven, muchas gracias señor.
